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La Selección Argentina dirigida por el entrenador interino Lionel Scaloni cerró su gira amistosa por Arabia Saudita con un triunfo por 4 a 0 ante Irak y con la derrota 1-0 de ayer ante Brasil, de manera agónica.

Es muy complicado poder hacer un análisis de lo que dejó esta nueva Fecha FIFA para la Albiceleste al mando del nuevo director técnico, ya que el plantel atraviesa un profundo recambio generacional y, si bien muchos de ellos vienen rindiendo de manera acorde, no es menos cierto decir que lo hicieron ante rivales de mucha menor jerarquía.

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Frente a Irak el equipo tuvo muchos puntos altos, como Germán Pezzella en defensa, Franco Vázquez en el mediocampo y tanto Paulo Dybala como Lautaro Martínez en la delantera. 

Quizás el caso del futbolista de la Juventus sea el más significativo para graficar la idea. El zurdo estuvo prácticamente ausente en el encuentro restante, ante Brasil, que lógicamente tuvo mucha más dificultad que el primero. Y eso es lo que preocupa.

Porque la goleada ante los árabes es una inyección anímica para los pibes, sirve para seguir puliendo detalles del juego, pero los rivales que están a la medida de la Selección Argentina son los poderosos, y ayer la verdeamarelha hizo notar su superioridad.

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No fue un paseo ni mucho menos, es cierto, y Brasil jugó con casi todas sus figuras al contrario que nuestro combinado. Pero así como vale la pena remarcar presentes como los de Renzo Saravia, Nicolás Tagliafico, Rodrigo Battaglia y Leandro Paredes, también hay que apuntar a que las estrellas en sus clubes como Dybala o el propio Mauro Icardi puedan exhibir el mismo nivel en el seleccionado.

De esa manera, y con el retorno en algún momento de Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, Argentina se puede permitir soñar con algo importante. Falta muchísimo, es cierto, falta tanto que ni siquiera se sabe quien va a ser el DT. Pero material hay de sobra. A trabajar...