Skip to main content

Hace 18 años, la FIFA decidió dar un paso hacia la apertura a otros mercados con la intención de atraer a más aficionados al fútbol pero con la sombra de intereses económicos. La elección de Corea y Japón como sede mundialista abrió un nuevo camino a otros países fuera de Europa y América que ha acabado con Catar como la organizadora de la cita en 2022 y el presidente de la FIFA de entonces, Joseph Blatter, destituido por sospechas de gestión desleal en la compra de votos y lavado de dinero.

También a nivel de clubes se tomó la misma dirección al cambiar el formato de la Copa Intercontinental para dar paso a un Mundial de Clubes donde, además del campeón de Europa y de Sudamérica, participaran los campeones del resto de continentes. El resultado, un torneo más largo que no interesa más que a los equipos participantes y solo a partir de las semifinales. 

savio-of-real-madrid-and-indio-of-corinthians-5c1a054d357dcc069500001c.jpg

El torneo ha perdido la mística de antaño donde el equipo europeo se jugaba el prestigio ante el representante sudamericano mientras que para estos, el honor de plantarle cara al campeón del viejo contienente era casi mayor premio que levantar la Copa Libertadores. De hecho, hasta 1994, los clubes de la CONMEBOL habían conseguido casi el doble de Copas Intercontiental que los equipos UEFA.

Sin embargo, la idea de dar la oportunidad a equipos de continentes más débiles de luchar por el cetro mundial no se ha traducido en realidad salvo en contadas ocasiones con lo que hemos seguido teniendo una final entre equipos sudamericanos y europeos pero mucho más descafeinada que hace 20 años.

Ahora la FIFA plantea volver a cambiar el formato y ampliar aun más el número de participantes cambiando además la fecha del torneo para celebrarse en verano cada cuatro años en lugar de la Copa Confederaciones. Participarían 12 equipos de Europa (los cuatro últimos ganadores de la Champions, los últimos cuatro finalistas y los otros cuatro con mejor coeficiente), 5 equipos de Sudamérica (los últimos cuatro campeones de la Copa Libertadores y el equipo con mejor ranking de la Conmebol), y 2 representantes de África, Asia y Norteamérica. La última plaza sería para Oceanía. 

Propuesta de formato alternativo para el Mundialito

El cambio de formato es necesario, pero la propuesta es errónea. Para tener un torneo que de verdad atraiga a los aficionados hay que entender primero qué es lo que bucan. Para el aficionado europeo, que tradicionalmente ha despreciado el fútbol sudamericano, lo importante es ver a su equipo ganar el trofeo. Cualquier otro resultado convierte al torneo en un ''torneito de invierno''. Para el campeón sudamericano, la opción de ganar al campeón de Europa les lleva a volar miles de kilómetros para ser testigo de la machada. Para el resto de continentes, tener la oportunidad de enfrentarse a equipos de tal categoría es suficiente. 

Teniendo en cuenta esto, la FIFA debería volver al antiguo formato de la Copa Intercontinental que enfrente anualmente al campeón de la Libertadores y de la Champions League e incluir en el Mundialito al campeón de la Europa League y de la Sudamericana. Los equipos de menor categoría seguirían teniendo el mismo incentivo de luchar contras las grandes potencias sudamericanas y europeas y además se añadiría un premio a los ganadores de la Europa League y la Copa Sudamericana que a menudo son consideradas como premios de consolación para aquellos que no consiguieron clasificar a la Champions o a la Libertadores.