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"Tanto Leo como Cris hubiese estado muy bien que hubiesen venido". Esas palabras de Sergio Ramos representan el sentir de muchos aficionados al fútbol después de que las dos grandes estrellas del fútbol mundial desde hace una década no estuvieran presente en la gala The Best de la FIFA. Y esta no es la primera vez que tanto Leo Messi como Cristiano Ronaldo dejan plantada a la FIFA, a la UEFA o al organismo que se encargue de otorgar un premio que de antemano ya saben que no van a ganar.

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Este año el jugador de la Juventus no fue a la gala organizada por la UEFA en la que se entregó el premio del año al Mejor Jugador en Europa, galardón al que él estaba nominado y que también se llevó Luka Modric. En el caso de Messi, a lo largo de la semana se había informado que el astro argentino acudiría a la gala celebrada en Londres pero horas antes el club confirmó que finalmente no iría por problemas familiares dejando al FC Barcelona huérfano de jugadores.

La que debería ser la gran gala del fútbol, los Oscar del deporte rey, se vio ligeramente ensombrecida por su ausencia. Acostumbrados a repartirse todos los premios individuales parece que su ego les impide valorar lo que supone formar parte del mejor once del año y decidieron ver a Salah, Modric, Hazard y compañía desde el sofá de su casa. Y lo peor es que ninguno de ellos presentó una excusa convincente que justificase su ausencia.

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Ni el calendario ni los motivos familiares hicieron que algunos de los presentes se olvidaran de los dos jugadores que recibieron algún que otro dardo por la falta de respeto que estaban cometiendo con su decisión. Una falta de respeto hacia la FIFA, hacia los aficionados al fútbol y hacia el resto de sus compañeros de profesión, tanto premiados como no, que se dieron cita en el Royal Festival Hall de Londres.

Los que un año atacaban a Messi por no acudir a los premios y al año siguiente se escondían por ver que Cristiano hacía lo mismo ahora ven cómo ambos jugadores han cometido el mismo error.

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Atrás quedaron los tiempos de alegrarse en vivo y en directo por el triunfo de un rival. Y para evitar que la cámara te enfoque con cara larga cuando no dicen tu nombre la decisión más fácil y menos elegante es la de quedarse en casa. Ambos cracks ilusionan dentro del campo pero fuera de él en esta ocasión brillaron por su ausencia y con su mal ejemplo decepcionaron a más de uno. El estatus que se ha mantenido en el fútbol mundial en los últimos diez años está empezando a cambiar pero las malas costumbres permanecen.

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