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Messi lo dijo en la presentación en el Gamper, este año su obsesión era la Champions, sin desmerecer lo demás. En otras palabras, quería un nuevo triplete y más después de que la Roma les dejara fuera de la Copa de Europa la temporada pasada de manera tan sorpresiva.

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Las intenciones están ahí, pero, visto lo visto hasta ahora, el Barça, sin Messi, es mucho menos Barça. Ayer el argentino solucionó la papeleta en los primeros compases del encuentro antes de lesionarse, lo suficiente como para no dejar escapar los tres puntos, porque el Barça sufrir, acabó sufriendo ayer. Son líderes, sí, pero han tenido un inicio en Liga bastante cuestionable contando con Messi, que va a estar tres semanas de baja.

Con Messi fuera, las alarmas están encendidas y la duda está en saber si los otros líderes del vestuario darán un paso adelante o se diluirán sin la presencia del capitán. Si jugadores como Coutinho o Luis Suárez hacen honor a la fama que tienen y son capaces de sacar al equipo, porque el calendario no parece benévolo antes del parón de selecciones de noviembre.

Primero contra el Inter de Milán, en Champions League y después el clásico contra el Real Madrid, ambos en casa. Contra el equipo italiano el encuentro no es vital, se ha empezado bien en Champions, pero sí que importante para ir perfilando el liderato del grupo. Pero contra el Madrid si lo es. Todo el mundo sabe lo que se magnifica un clásico y más este, con cosas más importante en juego que los tres puntos.

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Desde luego el clásico va a marcar un verdadero punto de inflexión y si salen victoriosos, hasta los suplentes y los nuevos fichajes van a parecer buenos. El reto es mayor sin Messi, pero viendo la crisis del Madrid, todo parece más sencillo. Si son capaces de sentenciar a Lopetegui y al Madrid, si es que no lo está ya, sin Messi, pueden aspirar a ganarlo todo.