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Ayer se cumplieron 5 años de la muerte de una de las jóvenes promesas de la selección alemana, Burak Karan. Nacido en Wuppertal (norte de Alemania) el 11 de septiembre de 1987, se desempeñaba como defensa en las categorías inferiores de equipos de la Bundesliga como el Bayer Leverkusen, el Hertha Berlín o el Hamburgo. Su nivel le permitió jugar también en la sub-16 y sub-17 alemanas, donde coincidió con estrellas como Sami Khedira o Kevin-Prince Boateng.

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Sin embargo, una lesión a los 19 años cortó su carrera. En el tiempo de recuperación se interesó por las guerras y los sentimientos religiosos, así lo relataba su hermano, Mustafa Karan, en una entrevista con el diario Bild: "Burak me dijo que el dinero y su carrera no eran importantes para él. Se transformó y empezó a mirar vídeos en Internet sobre zonas de guerra. Le parecía muy injusta la forma en que la gente moría, así que un día dejó todo y se marchó".

Con 20 años Burak lo dejó todo y se marchó al norte de África con su mujer y sus dos hijos. Con el paso del tiempo comenzó a radicalizarse y a formar parte de varios ejércitos yihadistas, defendiendo la Guerra Santa. Antes de marcharse de Alemania el joven, de raíces turcas, llegó a ser investigado por el gobierno alemán por posibles vínculos con Al Qaeda.

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Finalmente en el año 2013 llegó el triste final para la joven promesa. Burak Karan combatía en la frontera turca contra las fuerzas dirigidas por Al-Assad. Un ataque aéreo entre la frontera que divide Siria y Turquía acabó con su vida. En su última imagen con vida (la de portada), podemos ver a Burak portando un rifle y claramente radicalizado.