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Dice el dicho que lo que mal empieza, mal acaba. Precisamente eso mismo le ha pasado a Jackson Martínez, que ha visto como el Guangzhou Evergrande chino acaba de rescindirle el contrato después de que pagasen 42 millones de euros por él hace solo dos años, en uno de los fichajes más ruinosos del fútbol chino.

La foto en la presentación del jugador lo decía todo, todos felices menos el propio jugador. Tampoco es justo echarle toda la culpa a Jackson, quien lleva desde octubre de 2016 sin jugar  ni un solo minuto, acuciado por las lesiones. Según Marca, el jugador aun albergaba algún atisbo de ilusión y tenía planeado volver a China para ponerse a punto y estar disponible después del parón por el Mundial, pero el club ha terminado por rescindir el contrato.

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Desde su llegada en enero de 2016, el colombiano solo pudo jugar 16 partidos, en los que metió cuatro goles, lo que hace que cada gol del colombiano costara 10,5 millones de euros, sin tener en cuenta el salario, o 2,6 millones cada partido. Su futuro ahora, según diversos medios, podría dirigirse hacia Colombia o México.