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Lo que parecía un rumor terminó siendo un hecho. El partido que Israel y Argentina tenían pactado, firmado y acordado para el 9 de junio en Jerusalem terminó siendo suspendido por las reiteradas amenazas palestinas contra el seleccionado nacional, encabezado por su figura Lionel Messi.

Todo comenzó hace un par de días, cuando el presidente de la Federación Palestina de Fútbol, Jibril Rajoub, brindó una conferencia donde instó a su gente a que quemen las camisetas y carteles del mejor jugador del mundo si es que se presentaba a jugar el encuentro. 

Según su óptica, la Selección se iba a convertir en cómplice del "blanqueo de crímenes de la ocupación israelí”. Los jugadores, enterados de la situación tras las manifestaciones realizadas hoy por los palestinos fuera del predio del Barcelona, donde estaban entrenando, se empezaron a preguntar si realmente valía la pena disputar el compromiso.

También se sumó el cuerpo técnico, que no estaba de acuerdo en viajar desde un principio pero por un tema logístico, no por temas de religión y políticos, que son el centro de la cuestión ahora mismo.

Ahora habrá que ver qué sucede con Claudio Tapia, ya que el presidente de la AFA ya había recibido el pago de más de 2 millones de dólares por parte de Israel para el amistoso. También se deberá resolver si el conjunto de Jorge Sampaoli se queda en Barcelona o se va a Rusia en los próximos días.