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Además de ser el mejor de todos dentro de la cancha, todos los futboleros sabemos que Lionel Messi es una gran persona fuera de ella, ya que innumerables veces ha demostrado que, a pesar de que podría estar cansado de que le pidan fotos y saludos todo el tiempo, siempre tiene un segundo para hacerle realidad los sueños a sus seguidores.

Con el Mundial de Rusia 2018 ya en marcha, el crack ya ha tenido dos actitudes que marcan lo grande que es: primero, en el hotel donde la Selección Argentina concentró antes del debut frente a Islandia, donde fue el único de los futbolistas que frenó para retratarse con la gente.

La otra historia se dio a conocer ayer: Gabriel Díaz Cutraro, quien viajó durante 23 días para llegar a la Copa del Mundo y que en medio de la odisea estuvo dos veces preso, se llevó el tesoro pretendido por todos.

"Me detuvieron y casi me deportan, tanto en Kiev como en Minsk. No me dejaban pasar porque no tenía el FAN ID. Lo tengo en el teléfono, pero no me hacían caso", aclaró.

Por medio de una amiga que tiene contacto con la gente de la Selección, la historia llegó a los oídos de Messi, quien le regaló la camiseta de entrenamiento con dedicatoria incluída. Tanto sufrimiento valió la pena, maestro...