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Luego de la eliminación de México de Rusia 2018, en 90Min haremos un recuento de tres notas positivas y negativas que dejó la actuación del Tri en este mundial.

Negativas

1. Formas diferentes, mismo resultado

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Mejia Barón, Lapuente, Aguirre (x2), La Volpe, Herrera u Osorio. Sin importar el nombre y los 23 de cada nómina, aunque con formas diferentes (algunas mejores, otras peores), el Tri no ha podido pasar la barrera del 'Cuarto Partido'.

Por el cruce, por algún partido perdido en el grupo o por alguna circunstancia, México lleva 24 años estancado en este escalón en las Copas del Mundo. Es probablemente lo más amargo que deja esta nueva edición, ahora en Rusia 2018. 

2. Fallar en momentos de protagonismo

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El tercer partido de la fase grupal, ante Suecia, era una extraordinaria oportunidad para dar un golpe certero sobre la mesa y afianzarse como líder de grupo tras la victoria histórica ante Alemania. Sin quitar mérito al buen plan de juego de los suecos, ese partido era una barrera más mental que futbolística para El Tri y falló rotundamente.

Y no sólo reavivó sus fantasmas históricos, sino que le dejó en un cruce muy complicado. Esta tesitura se ha presentado ya en otros mundiales, y es que al combinado nacional le cuesta un mundo asumirse como protagonista en los grandes escenarios.

Es 0-3 vs Suecia será recordado (y lamentado) por mucho tiempo. 

3. La sobreexpectación del aficionado mexicano: sin materia prima no hay 'Quinto Partido'

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México es un país muy grande y notablemente pasional en materia de fútbol. El valor que se le da al balompié es alto. Y por alguna razón la pasión y - tal vez - el desconocimiento del fútbol a nivel global, no permiten que el aficionado medio ponga las cosas en su justa dimensión.

Aunque millones de mexicanos lo desean, los jugadores azteca no tienen, en promedio, la dosis de talento suficiente para afianzarse en equipos de la élite mundial y ello impacta directamente en el tricolor.

Debido al superlativo impacto mediático que genera, la percepción que en México se tiene de la selección mexicana(ese equipo que es por y para todos) no corresponde a la realidad. Ninguno de los jugadores titulares del Tri juega, como titular, en alguno de los 10-15 mejores equipos de Europa y aunque en el pasado sí ha ocurrido, son excepciones y no la norma.

Se habla de la 'irregularidad' del fútbol mexicano, pero un dato contundente arroja lo contrario: es, junto a Brasil, la única selección que se ha colado entre las 10-16° mejores del mundo en los últimos 24 años (siete mundiales). A veces cuesta aceptarlo por la expectativa que genera cada ciclo mundialista, pero lo más evidente es que la selección azteca sí que es regular... entre las 16° mejores selecciones del mundo. Y por una sencilla pero contundente razón: ese es su nivel real, al menos en casi cinco lustros.

Por supuesto que el hecho de que ese sea su nivel actual no quiere decir que se quedará por el resto de los tiempos ahí. Lo que nos conduce a las siguientes conclusiones.

Positivas

1. Proceso serio

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Desde Ricardo La Volpe la selección mexicana no vivía un ciclo mundialista con la seriedad que tuvo el de Juan Carlos Osorio. Con todo y sus consabidas catástrofes, el estratega colombiano trabajó su modelo de juego con la mayor cantidad de futbolistas posibles a su disposición. Tuvo puntos altos y muy bajos, pero logró afianzar un estilo de juego, y lo dejó de manifiesto en este mundial (y en pasadas competiciones).

Producto de este proceso, el repertorio de jugadores de selección aumentó y algunos de ellos (Araujo, Lozano, Gallardo, Herrera, Salcedo) lograron dar un salto de calidad técnico - táctico que los llevó a puntos cenit en sus carreras. Para una selección que carece de jugadores TOP esto es oxígeno puro,  y es resultado del proceso cíclico. 

2. Ligera, pero evolución futbolística

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Esta selección fue la nómina con más jugadores en el fútbol europeo de todas las que México ha tenido en la historia de los mundiales, y consiguió acaso la victoria más imponente de una selección mexicana en la fase grupal, ante Alemania.

Se quedó en la barrera habitual, pero existe un avance palpable en el Tri y sus jugadores. Hay pequeñas luces que dan esperanza a un futuro promiscuo, y a partir de ahí se puede trabajar.

3. Futuro a la vista

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Si bien México ha evolucionado, el fútbol mundial en general también ha progresado y ahora no solo es suficiente producir figuras para el fútbol mexicano y 'contados' embajadores en Europa.

Si la selección mexicana quiere aspirar al selecto club de las 8° mejores del mundo, precisa de buenos futbolistas titulares en Europa (dentro de las 5 mejores ligas) y cuando menos dos FIGURAS en equipos TOP. 

El camino es difícil, y la palabra clave es trabajo: un 'proceso estructural', es decir, un proyecto que contemple no sólo las selecciones nacionales, sino a las divisiones inferiores de los clubes mexicanos. Trabajar e invertir aún más en la producción de futbolistas y, sobre todo, de buenos formadores para asegurarse que llegarán a primera los verdaderamente más talentosos. 

Eso implica que los clubes deben ceder en sus pretensiones económicas. Dar las facilidades para exportar jugadores al extranjero (que no regalarlos), y restringir / limitar el fichaje de jóvenes promesas por cifras exorbitantes a los equipos acaudalados en México.

La buena base de los jóvenes jugadores tricolores actuales (Lozano, Salcedo, Gallardo, Araujo, Corona, Álvarez, Gutiérrez)  más los que desde ya se muestran prometedores (Antuna, Govea, Lainez, Ángulo, Maleck, etc) y los que puedan salir en el futuro próximo nos hacen creer que, si aunamos un 'proyecto estrutural' como el antes mencionado, el 'Quinto Partido' y otras metas más ambiciosas podrían estar al alcance de la selección mexicana en los próximo dos o tres ciclo mundialistas, o incluso antes.

Habrá que tener un montón de paciencia, pero si no se opta por un camino similar es probable que sigamos esperando, como cada cuatro años, una hazaña contra una potencia o un buen 'cruce'.