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El fútbol de ahora es mucho mejor que el de antaño. No hay duda. Anteriormente no había como tal una identidad en el balompié nacional e internacional. Antes, Jorge Brown era el Cristiano Ronaldo o el Lionel Messi de nuestros tiempos. El argentino cautivaba con jugadas que, para nuestros días, serían una sencillez.

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El defensa causaba sensación entre los aficionados cuando le tiraban la pelota y corría hacía ella de frente a su portería, para enseguida dar media vuelta y meter tremendo disparo. Esa era la jugada o acción que enardecía a las gradas. Sí, tanto así como si hoy algún futbolista hiciera una chilena o una tijera. Eso era lo que había y gustaba

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Anteriormente el juego era desabrido y monótono. Los jugadores tenían que respetar su zona y no podían salir a otra área del campo. No es como ahora, si un defensa aprovecha un hueco puede correr al frente para disparar y anotar gol. Antes el único que marcaba los goles era el delantero. Hoy en día hasta el guardameta puede cobrar un tiro de esquina, un tiro libre y hasta un penal. 

En tiempos pasados ver en el campo a un jugador africano era algo raro. Poco usual. Ahora, nos podemos deleitar viendo a diferentes elementos de países exóticos. Además, existen mejores condiciones para los viajes de los equipos a otros países y demarcaciones. Esto era imposible en años anteriores. 

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Otro punto a favor es la tecnología. Gracias a ella se puede recurrir en las situaciones en las que el silbante tiene alguna duda. Las faltas han disminuido y ahora se vela por la integridad del jugador. Los servicios médicos están a la orden del día, protegiendo y cuidando la salud de los futbolistas. 

No cabe duda que lo de ahora es mejor que lo añejo. Lo único rescatable del tiempo pasado es el recuerdo. Los inicios del futbol. Las curiosidades de las primeras reglas escritas para disputar un partido entre dos equipos. De ahí en fuera, agradezco que el balompié haya evolucionado para continuar siendo el deporte más lindo y apasionante del mundo.