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El club azulgrana no puede competir con las grandes fortunas de la Premier y ha adoptado una estrategia diferente aunque más arriesgada a la hora de realizar los fichajes.


El mercado de fichajes va variando a pasos agigantados y los clubes tienen que modificar sus políticas a las nuevas reglas del juego. La irrupción de los petrodólares en la Premier o en el PSG ha disparado los precios de los traspasos y no todos los clubes pueden hacer frente a operaciones multimillonarias para traer a sus equipos a las grandes estrellas del panorama mundial.

El mercado tiende cada día más al alza y por eso en el FC Barcelona, para no mermar aún más las arcas del club que se encuentran en una delicada situación y controlar la masa salarial, han variado su política a la hora de fichar. Salvo en contadas excepciones la estrategia del Barcelona es apostar por los jóvenes talentos antes de que irrumpan en el panorama mundial, tanto los que se están formando en La Masía como aquellos que pertenecen a otros equipos.

En vez de traer a estrellas consagradas a un precio desorbitado en Barcelona cada vez se apuesta más por los jóvenes jugadores que empiezan a destacar, sobretodo en Sudamérica, y se les ficha a un bajo precio. Luego el éxito de la operación vendrá determinado por el rendimiento del jugador sobre el terreno de juego y los beneficios económicos que pueda producir.

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El primer ejemplo fue Neymar que llegó al Camp Nou en verano de 2013 por una operación cifrada entre los 57 y los 130 millones de euros. En cualquier caso, después de cuatro temporadas en las que mostró un gran rendimiento deportivo y económico se fue al PSG por 222 millones dejando una buena cantidad en las arcas del club. 

La jugada salió bien en el Camp Nou y la repitieron con otros jugadores, aunque con cifras menores. En la temporada 2016/2017 los azulgranas ficharon a Marlon por 5 millones, y aunque a nivel deportivo su aportación fue escasa, este verano puso rumbo al Sassuolo por 6 millones. En el paso mercado de invierno los azulgranas se hicieron con los servicios de Yerry Mina por 12 millones de euros, y tras brillar en el Mundial de Rusia fue traspasado al Everton por 30 millones.

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No obstante esta estrategia tiene sus riesgos ya que el rendimiento de estos jugadores en un gran club como el Barcelona es una incógnita, pero ante el bajo coste de la operación el riesgo es asumible y las pérdidas serían mínimas. Además, el hecho de pertenecer a un club como el Barcelona es un factor clave a la hora de que un jugador se revalorice. 

No obstante, esta nueva estrategia perjudica principalmente a los canteranos. Ya hemos visto lo difícil que es para un jugador de las categorías inferiores hacerse un hueco y triunfar en el primer equipo, y si además se trae a una futura joya sus posibilidades disminuyen. Sin embargo, a nivel económico el Barcelona tiene una gran mina en su cantera con jóvenes jugadores que cualquier equipo querría tener en sus filas.

Hasta ahora el balance en el Camp Nou con su nueva estrategia es positivo y no parece que vayan a cambiar su política.

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