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El Real Madrid vivió ayer una noche negra en el Sánchez Pizjuán. Los de Lopetegui se llevaron un repaso desde el comienzo hasta el final, en un encuentro difícil de asimilar para los aficionados merengues que acabó finalmente con 3-0. Y es que, si ya es complicado imaginar que al Madrid le metan tres goles, lo es más todavía los merengues sean capaces de anotar un tanto, dado el ataque letal que tiene.

Una derrota que sin duda señala a Lopetegui como máximo responsable. El técnico merengue ya vivió un 'runrun' en el Bernabéu ante el Espanyol, por el mal juego del equipo en la segunda parte, recibiendo incluso ocasiones muy claras que a punto estuvieron de costarle la victoria. Ahora, no sólo ha podido corregir esos problemas que arrastraba el Madrid, sino que con un equipo de mayor nivel enfrente se han acentuado y agravado.

El primero de estos problemas que tiene que corregir el entrenador es la intensidad con la que salen sus jugadores. Y es que se vio desde el primer minuto una evidente falta de intensidad en los futbolistas visitantes que fue clave. Los hispalenses parecían aviones comparados con sus rivales. Ganaban todos los duelos, sobrepasaban a los merengues en cada acción y llegaban antes a los balones divididos.

Si a eso se le añade la falta de concentración atrás, pues al final tanto llega el cántaro a la fuente que se acaba rompiendo. Especial inciso hay que hacer en la figura de Marcelo. El brasileño sin duda fue el peor del Madrid, evidenciando que no está en su mejor momento ni mucho menos. Desde el comienzo de temporada, Marcelo viene dando señales de que está muy lejos de su mejor versión y ayer se volvió a comprobar de nuevo. Tuvo parte de culpa en los tres goles encajados y al final acabó lesionado en la segunda parte al sentir un pinchazo. Su poca velocidad y su juego agarrotado incluso llevan a pensar si el brasileño jugó ya con molestias desde el comienzo y finalmente se rompió o si simplemente tuvo un mal partido.

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Con la posesión del balón, el Madrid en ataque sigue mostrando los mismos problemas que en otros partidos. Poca movilidad arriba, falta de velocidad en la circulación del balón y un gran atasco por el centro es lo que está haciendo que la entidad de Chamartín cree pocas ocasiones y, por tanto, haga pocos goles. Y sin la pelota, la presión deja mucho que desear. 

Todo esto hace reflexionar sobre si realmente Lopetegui está preparando bien cada choque, con todos los respetos para el trabajo del entrenador. Pero es que ayer el Sevilla de Machín le dio a los blancos un repaso táctico en muchos aspectos del juego. Un equipo que sí parece muy trabajado y que sabe a lo que juega en todo momento.

Sin embargo, al Madrid le queda aún mucho trabajo por delante si quiere optar a ganar títulos esta temporada. El próximo compromiso del equipo es frente al Atlético de Madrid, el sábado. Para este encuentro, el Madrid deberá dejar una imagen muy distinta de la ofrecida en el Pizjuán, ante un equipo con el que ya sabe lo que es perder.