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Estos últimos días venimos escuchando muchas voces que reclaman el fin de Piqué como defensa titular del Barcelona. Su error contra el Leganés, despejando un balón que sirvió como asistencia perfecta para que su equipo perdiera el partido, ha hecho mucho daño y sus detractores, que nunca han sido pocos, gritan por el paso atrás del catalán.

Otros, fieles a su figura, están convencidos de que es un mal momento y que Piqué debe seguir abanderando la zaga culé. Las respuestas son muchas y la pregunta sigue en el aire: ¿ha llegado el fin de Piqué?

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Un humilde servidor jamás daría por muerto a Piqué pese a que vea síntomas claros de que esté empezando a dar un paso hacia atrás, síntomas que también aprecia por la meseta pero de los que no ha llegado el momento de hablar, síntomas que se intuyeron en el Mundial. Una razón prevalece sobre todas las demás para no dar por perdido el nivel de Gerard: siempre se crece ante la adversidad. El futbolista, amigo de no callarse nunca y de la provocación al rival, ha crecido entre críticas y pitos, palabras que siempre le han hecho más fuerte y que podrían volver a tener este efecto.

No obstante, aquellos síntomas que mencioné también deben ser analizados en el futuro de Piqué. El FC Barcelona empieza a ver su declive y se ha querido anticipar con el fichaje de Lenglet, un futbolista joven de características físicas y deportivas muy parecidas a las del catalán. Piqué, por su parte, también ha pasado de ser solo fútbol a inmiscuirse en otros proyectos. Desde su empresa de videojuegos hasta su proposición para la Copa Davis, proyectos que le acercan más al hecho de ser un empresario y a una futura presidencia del FC Barcelona, su gran sueño, que a ser un héroe sobre el terreno del juego.

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Para el final hemos dejado una incógnita, una pieza que podría mover todo el tablero hacia un lado o hacia el otro. Un argumento que solo Piqué sabe desde dónde y hasta dónde puede afectarle. Samuel Umtiti. El francés se ha consolidado como uno de los grandes zagueros del mundo y está dispuesto a ser el líder del Barcelona. Piqué podría asumirlo, dejar espacio a su compañero y aprovecharse de sus características para mejorar su fútbol o podría caer psicológicamente ante la posibilidad de entregar el liderazgo a otro. Curiosamente esta misma incógnita también aparece cerca de Chamartín. Polos opuestos, vidas paralelas, debates en el aire. Solo el fútbol podrá contarnos el final.