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Cuántas veces habrá presumido el aficionado azulgrana de su cantera, de la gran cantidad de jugadores de talla mundial que ha dado. Esa fábrica de jugadores que le ha permitido ganar una multitud inimaginables de títulos - con dos tripletes incluidos - que sirvió además de base para la mejor selección española ... por no recordar las veces que se podía oír al aficionado decir que el Barça usaba su cantera y el Madrid la cartera.

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Por mucho que duela, la realidad ahora es totalmente diferente. Incluso el Madrid presume más de jugadores formados en sus divisiones inferiores que jugadores fichados a golpe de talonario. Desde la llegada de Rosell, continuado por Bartomeu, ningún canterano se ha asentado con propiedad en el primer equipo. Justo lo contrario ha ocurrido con las salidas: Bartra, Thiago Alcántara, Deulofeu, Sandro Ramírez, Montoya ... Todos ellos, con mejor o peor bagaje, han tenido relativo éxito, llegando a ser alguno internacional con España.

El miércoles Rafinha, con su buen partido, puso de manifiesto que la cantera sigue ahí y que sigue siendo buena. No vamos a descubrir ahora al brasileño, que tiene 25 años y está más tiempo en la enfermería que sano, pero si sirve para que Valverde y especialmente la directiva, que son los que al final fichan, se acuerden de lo que tienen abajo, porque para cambiar el escudo si se acuerdan de la pelota y el estilo, pero para jugar no recuerdan que el estilo lo representan en el campo los jugadores. 

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Jugadores como Xavi, Iniesta, MessiPiqué o Busquets salen a cuentagotas y que se junten a la vez, es algo excepcional, casi irrepetible. Pero que un equipo tenga que fichar fuera lo que probablemente tenga en casa, también clama al cielo. No todos tendrán nivel para ser indiscutibles en el Barça, pero si como para ser merecedores de una oportunidad y, sobre todo, de continuidad, al menos como opción desde el banquillo. Más compromiso que un canterano, difícilmente lo dará un fichaje... y sino, que se lo digan a Sergi Roberto, o al propio Rafinha.