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El Cruz Azul es campeón de Copa. Le ganó 0-2 de visita a Monterrey y confirmó que, pese a su bajón de las últimas semanas, tiene un proyecto serio con intenciones de hacer historia en este Apertura 2018.

La obtención del torneo copero no es otra cosa que un premio trabajado y merecido por el equipo de Pedro Caixinha. El luso, en tándem con Peláez, han edificado un escuadra que, con todo y sus puntos bajos, tiene puntos clave dignos del análisis.

El primero tiene que ver con la planeación extra cancha. Peláez y la directiva comandada por Guillermo Álvarez contrataron bien y a tiempo, justo dos cosas que en el pasado reciente no se habían visto por La Noria. La noche de ayer (y en general a lo largo de este semestre), han sido los refuerzos los que han sostenido al club en momentos álgidos: el manejo de tiempos de Marcone, Alvarado entre líneas, la sapiencia de Elías Hernández y, por su puesto, la imbatibilidad de Pablo Aguilar (mención especial al partidazo de Igor Lichnovsky también). 

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Después, la búsqueda de un estilo concreto. A partir del plantel a disposición y de su idea de juego, Pedro Caixinha ha implementado un estilo que, podrá gustar o no, pero es efectivo. Cruz Azul es sólido abajo y certero en el juego directo (o contragolpe, coloquialmente dicho). Y no solo eso, el luso también ha tenido el olfato suficiente para detectar las debilidades de cada rival y explotarlas en la medida de lo posible.

Más allá del estilo de juego y la gestión dirigencial, es inevitable mencionar la definición de los objetivos. Tanto Caixinha como Peláez fueron claros desde la víspera del Apertura 2018. Cruz Azul busca el doblete, pero hay que ir por partes: primero clasificar a la Liguilla, ganar la Copa y después soñar con la novena estrella. Al momento, dos de esos objetivos están cumplidos y podrían ser el envión anímico para conseguir el tercero.

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Igual de innegable es que La Máquina tiene consignas pendientes en su jugar. Su ataque en estático (es decir, cuando el rival está replegado) deja mucho que desear y por momentos sus futbolistas clave tienen bajones de nivel marcado. No obstante, la Copa MX pinta como ese impulso que pueda catapultar, en lo anímico, al grupo de jugadores celestes a alcanzar su nivel más optimo.

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Pese a las críticas, Caixinha ha demostrado la valía táctica en el trabajo diario para darle 'n' cantidad de variantes a los suyos, y a Peláez desde lo dirigencial poco se le puede reprochar. En suma este Cruz Azul ha cimentado aspectos clave de un proyecto serio, y su coronación dependerá de la medida en que pueda seguir puliéndolos sin caer en esos fantasmas del pasado que cada vez parecen más lejanos.