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"No soy yo quién debe tirar del carro, hay jugadores más experimentados", dijo ayer Asensio durante una entrevista con la selección española. No le falta razón, en parte. Él no es el indicado para tirar del carro, pero también porque quizás no tenga calidad para ello.

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El Real Madrid es un trasatlántico que le viene grande a casi cualquier jugador, excepto para unos pocos elegidos. Asensio parece, o parecía más bien, destinado a ello, pero salvo momentos puntuales, no ha demostrado tener el nivel para liderar al equipo. Por lo menos, hasta ahora, no ha dado ese paso adelante que de él se espera.

Cuando se fue Ronaldo el pasado verano, Florentino Pérez y su equipo esperaban suplir la marcha con una mayor implicación de Benzema, Bale … y de Asensio. La realidad es la que manda y ninguno de los tres está rindiendo - exceptuando Benzema con Solari - y ya ha caído Lopetegui. De titular fijo con Lopetegui, de la creación de una nueva sociedad mortífera, la BBA, a calentar banquillo con Solari.

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Quizás se ha esperado demasiado de él y solo se queda en un proyecto de crack mundial. Puede que la prensa le elevara hasta lo más alto viendo en él por fin a un jugador español capaz de optar a ganar el Balón de Oro. Una cosa está clara a día de hoy, es buen jugador, pero de momento no ha demostrado tener madera de crack.

Y es que gran parte del ADN de los grandes jugadores es una mentalidad ganadora, que le lleve a lugares donde su calidad quizás no llegue. Sin embargo, con sus declaraciones de ayer, Asensio ha demostrado que no tiene una mentalidad acorde con su nivel futbolístico. Justo en un momento en el que el club está falto de liderazgo porque los futbolistas con mayor estatus no han dado la talla, él debería ser el que se eche el equipo a la espalda y tire del carro si quiere dar ese salto de calidad, si quiere convertirse en un símbolo del madridismo. Y sin embargo, prefiere esconderse. Prefiere que los palos por el mal nivel se lo lleven otros quitándose presión y responsabilidad.