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Lo vivido ayer en los alrededores de la cancha de River Plate, en la previa del gran partido de desquite de la final de la Copa Libertadores ante Boca Juniorsfue un papelón mundial. Las agresiones de la policía y de los "hinchas" al micro Xeneize dejaron futbolistas heridos y el encuentro no pudo comenzar.


La jornada nos mostró cientos de imágenes lamentables, con gente inocente lastimada, una inoperancia enorme de la policía, y una pésima organización de la CONMEBOL, que pospuso el choque dos veces en cuestión de minutos con el objetivo de jugar igual mientras Pablo Pérez estaba en el hospital.

Una vez que llegó la lógica suspensión, también se supo que el Estadio Monumental sería clausurado por la suma de los hechos acontecidos, que incluyó ataques entre los energúmenos  y las fuerzas de seguridad, y por superar el límite de público presente en las tribunas.

Sin embargo, esta mañana se dispuso el levantamiento de la medida "porque todos los elementos de seguridad están presentes", según el titular de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) de la Ciudad, Ricardo Pedace.

River superó los controles realizados ayer por la noche y hoy por la mañana, y los dirigentes abonaron la multa (el monto no se dio a conocer), por lo que esta tarde, a partir de las 17 y si los violentos lo permiten, se definirá de una vez por todas la final Superclásica de la Copa Libertadores en el Monumental.