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Fue en en 2007 cuando el mítico Atlante de José Guadalupe Cruz se coronó campeón de la Liga MX por última vez. Más de una década ha pasado y el presente del Potro es diametralmente distinto: hace cuatro años y medio que están atrapados en la división de Ascenso y difícilmente regresarán pronto al máximo circuito.

Lo que está aconteciendo con el Atlante es consecuencia de una mala administración,  derivada en parte  por conflictos internos entre los propietarios del club. En 2013 bajaron de categoría y desde entonces, les ha costado consagrarse.

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Si bien ha tenido torneos emocionantes como los Aperturas 2015 y 2016, el equipo se ha quedado a la orilla de dar ese salto que le permita estar en primera. A nivel plantel ha sido de los equipos que más han traído jugadores directo de la Liga MX, pero da la sensación de que no termina por formar una nómina TOP para el nivel del Ascenso MX.

El caso del Potro es un ejemplo claro de un fenómeno que viene sucediendo en los últimos años dentro del fútbol mexicano: sin plata no hay paraíso. Para nada es una casualidad que los equipos que más han dominado la liga son los que más invierten, sin importar que tan exorbitantes sean las cantidades. Los últimos torneos de su estadía en primera Atlante se cansó de traer extranjeros que fueron intrascendentes, y así le fue.

Ahora mismo es complejo pensar que pueda realizarse una inversión gigantesca para sacar al equipo del Ascenso, y más considerando que no logró la certificación para este año. Esto último es noticia buena y mala. Buena porque le permitirá otros seis meses de consolidación al trabajo de Gabriel Pereyra (quien lo ha hecho bastante bien esta campaña); mala porque sin esa certificación el Ascenso es imposible.

En suma, si Atlante espera que su estadía en el Ascenso no se alargue mucho más, está llamado a, primero seguir con el proyecto de Pereyra, y después mantener una base de jugadores, reforzánla con lo mejor dentro de su alcance. Cualquier otro movimiento rutilante, cambio de DT, comienzo de nuevo proyecto, sería sumar otro fracaso a la larga lista que ha venido acumulándose en los últimos años.