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El FC Barcelona consiguió una valiosa victoria por 2-0 ante un valiente Celta que intentó jugar de igual a igual al conjunto blaugrana pero que se vio pronto con dos goles en contra gracias a la pegada de los blaugranas. No fue el mejor encuentro de los locales, pero bastaron los tantos de Dembélé y Messi para retener los tres puntos y acabar el año como líderes.

LO BUENO: La asociación Messi-Jordi Alba nunca falla

Fue sin duda lo mejor del partido. Un dúo que llevamos viendo desde la etapa de Guardiola y que por más que repiten la misma jugada siguen sorprendiendo al rival. Y es que ambos fueron clave en los dos goles de la primera parte. En el primero, Messi encontró al español con un pase marca de la casa a la espalda de la defensa y este le devolvió el balón al borde del área para que el argentino rematase al primer toque. El balón no entró pero el rechace lo aprovechó Dembélé para deshacer la igualada.

En el segundo tanto, Jordi Alba vio el gran desmarque de Leo y le dio un balón al espacio para dejarle sólo ante el portero. Messi en esta ocasión engañó al guardameta y consiguió marcar para poner tierra de por medio.


LO MALO: La segunda parte del Barça

El conjunto blaugrana salió relajado en el segundo tiempo, con menor intensidad y cediendo el balón al equipo contrario para replegarse en su campo. Especuló con el resultado el equipo de Valverde y a punto estuvo de encajar un gol de no ser por el poco acierto del club visitante. Mejoró el equipo con la salida de Arthur y Coutinho. Volvieron a recuperar el control y, aunque no aumentaron la ventaja conseguida en el primer tiempo, minimizaron el juego del Celta.

LO FEO: Mucho pulmón pero poca creación en el centro del campo

Valverde volvió a confiar en el centro del campo formado por Busquets, Rakitic y Arturo Vidal, sin la presencia del brasileño Arthur. Se notó mucho la ausencia de un jugador del estilo de Andrés Iniesta o Xavi y fue Messi el que tuvo que bajar de nuevo para distribuir en ocasiones. Los goles del Barça llegaron por la banda y este Barça volvió a demostrar que hace más daño a la contra y con espacios que construyendo desde atrás con el balón en los pies.

En esta ocasión mantuvo la posesión del balón por poco en las estadísticas, pero fue una posesión engañosa, ya que la mayor parte de ella se produjo en propio campo y no en las inmediaciones del área rival. De hecho, dio más impresión de que el control del partido lo llevó siempre el Celta, aunque el Barça ganó gracias a la pegada y la calidad de sus jugadores.