Si hay que elegir entre Isco y Solari, me quedo con el malagueño
Que la relación entre Isco y Solariestá rota es un hecho ya más que puesto de manifiesto. Ayer, cuando el malagueño iba entrar al campo, Solari ni siquiera le dio indicaciones de lo que tenía que hacer y el técnico tampoco se quebró la cabeza en redibujar el once blanco para dar sitio al malagueño, lo situó donde estaba Lucas Vázquez, casi de delantero, en vez de jugar en de centrocampista.
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La situación es insostenible e Isco, en un movimiento del que pocos deberían presumir, dejó constancia a través de Twitter, aunque rápidamente rectificó. Tanto uno como otro están contando incluso los segundos para la salida de uno de ellos. El jugador esperará seguramente la salida del argentino y Solari, si puede ser, y viendo lo poco que le sirve Isco, está demostrando que cuanto antes se quite el peso de encima, mejor para él.
Pero puestos a optar, lo mejor para el club es que se quede el jugador. El Madrid ha iniciado un nuevo proyecto, una nueva etapa, y todo parece indicar que Solari no comandará la nave, no salvo sorpresa mayúscula. Desprenderse ahora de Isco solo supondría malvender al jugador, los clubes top de Europa lo saben y van a pujar a la baja. Y el Real Madrid, con su nueva política de fichajes, no anda sobrado de jugadores en plena etapa de madurez, o los hay muy jóvenes (Vinicius, Brahim, Rodrygo ...), o los hay con más de 30 años (Modric, Ramos, Benzema o Marcelo). Isco está en el término medio para ser importante en un proyecto a medio - largo plazo y por capricho de un 'interino' no se puede dar salida a un jugador así.
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La cuestión no es meramente deportiva, es personal. A Isco le ha costado jugar con todos los entrenadores, pero de algún modo u otro siempre ha terminado jugando. No es un jugador que baje los brazos, ante la adversidad, ha ofrecido trabajo y constancia. Pero esta vez es distinto y no está jugando casi por ‘decreto solariano’ y de eso son conscientes en la zona noble del club. Ya se sabe, Florentino ha tendido más a abrir la puerta a los entrenadores, que a dejar de complacer a sus jugadores.
