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El fútbol es un deporte tan bello que, en muchas ocasiones, aparecen jugadas que levantan a la afición de sus asientos. Estas jugadas pueden darse en cualquier categoría y pueden servir para marcar diferencias en un partido, para resolverlo. Cuando una competición acumula muchos jugadores de calidad es más posible ver jugadas trenzadas y rápidas, gestos técnicos espectaculares, regates inverosímiles… y la Copa Libertadores es una de esas competiciones. El torneo por antonomasia de Sudamerica. En su partido inaugural, vimos una triple bicicleta inversa que nos dejó atónitos… aunque tampoco entendimos nada.

El Delfín de Ecuador inauguraba la competición contra el Club Nacional de Paraguay. Un balón hacia la banda de los ecuatorianos le llegó a Juan Diego Rojas. El futbolista lo pisó hacia atrás e hizo una especie de bicicleta a la inversa, algo parecido a las piernas locas. Tras desconcertar al rival se la pasó a su compañero que intentó hacer un sombrerito pero falló. Muchos asegurarán que este regate es una maravilla, y lo es en su belleza, pero falla en su pretexto; fue un regate a nadie que no sirvió para absolutamente nada. Tal vez la única intención de Rojas era marear o vacilar a su rival.

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Con regate o sin él, el Delfín terminó haciéndose fuerte en su casa y llevándose el partido con comodidad. Dos tantos de Roberto Ordoñez en el primer cuarto de hora de partido y uno de Carlos Garcés Acosta al borde del pitido final dieron la victoria al club. Tampoco sufrieron demasiado, el Club Nacional no consiguió lanzar un tiro en los tres palos. Para la historia quedará el regate de Rojas.