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El día jueves la CONMEBOL realizó el sorteo para la Copa América Brasil 2019 con dos ausencias notorias y ya consabidas: México y Estados Unidos no fueron invitados al torneo, y su lugar fue tomado por Qatar y Japón. Si ambas instituciones de CONCACAF quieren potenciar su fútbol, es un hecho que no se pueden permitir volver a ausentarse del torneo.

Por una cuestión de calendarización, tanto México como Estados Unidos abandonaron un certamen al que, cuando tuvieron oportunidad de ir, pocas veces valoraron. En repetidas ediciones los compromisos de CONCACAF (Copa Oro) privaron a los dos de poder llevar a sus equipos estelares (exceptuando la pasada Copa América Centenario), pero lo cierto es que las diligencias para llegar a un punto consensual entre ambas competencias nunca llegaron a buen puerto.

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Ahora, según compartió en el sorteo de ayer el presidente del organismo sudamericano, Alejandro Domínguez, a partir de 2020 la Copa América será en años pares, lo que implica que, por fin, no se cruzará con la Copa Oro. Y ésto nos hace volver al punto que abre el presente texto: de ahora en adelante, ni México ni Estados Unidos pueden permitirse una ausencia más en Copa América.

La mesa está servida. CONMEBOL cambió su calendario - principalmente en pro de sus selecciones y jugadores en Europa, hay que aclarar - y ahora no hay impedimentos grandes para que los dos combinados nortamericanos no asistan al torneo. Si bien Domínguez no aseguró nada respecto a su presencia en 2020, las charlas para que México y Estados Unidos vuelvan a la Copa América son una consigna cuasi obligada para ambos países.

En una entrevista reciente, Yon de Luisa, presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, aceptó el interés de volver a la Copa América. Incluso desveló que está latente la posibilidad de que exista una copa conjunta entre CONMEBOL y CONCACAF. 

De esa manera, México (y Estados Unidos) tendrían la posibilidad de jugar un torneo de exigencia en cada año del ciclo mundialista a Qatar 2022: la Copa Oro 2019, la hipotética Copa América 2020 y la Copa Confederaciones 2021. Para los estándares en los que suelen medirse ambas selecciones, este plan resulta ambicioso y en un momento coyuntural en el que no hacer todo lo posible para concentrarlo sería inadmisible. 

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La vuelta a la Copa América es, en resumidas cuentas, una invaluable oportunidad para elevar el nivel de competencia de ambas selecciones y, de agregado, darle una vitrina más que importante para sus nuevos talentos, dado que las dos viven un cambio generacional marcado. Mirando más allá de Qatar, si los dos gigantes concacafianosquieren hacer un papel verdaderamente histórico en el mundial que albergarán para 2026, la Copa América debe estar indefectiblemente en su futuro inmediato.