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De cara al Clásico Capitalino que se jugará este domingo entre Pumas y América en el Estadio Olímpico Universitario, uno de los temas que más se ha comentado es el regreso del chileno Nico Castillo al sitio que apenas hace más de un año era su hogar y en el cual ahora lo recibirán de la forma más hostil posible, por haber traicionado sus palabras de que si regresaba a México era para defender el escudo de los felinos.

La situación que vive el andino no es nada nueva, pues otros futbolistas que vistieron la playera auriazul también desfilaron por las filas de las Águilas, algo que tampoco se perdonó en su momento a Enrique Borja, Luis García, Efraín Juárez, Alberto García Aspe, Rubens Sambueza, Adolfo Ríos, Hugo Sánchez y Braulio Luna. Este último volvió a contar cómo se dio su salida del Pedregal, algo que lo tomó por sorpresa pues no tenía intenciones de abandonar el club.

Aunque el actual analista de Televisa Deportes se forjó en la cantera de Ciudad Universitaria, se declara completamente americanista pues desde niño apoyo esos colores, en gran medida por tradición familiar. Sin embargo, gracias a que los felinos le ayudaron a cumplir su sueño de jugar profesionalmente, es que les tomó un gran cariño.

“Vengo de una familia americanista, desde chico le voy al América, iba a los entrenamientos, a los partidos del América, pero cuando vas a la prueba en los Pumas y pasas esta situación de cumplir el sueño de llegar a Primera División, le vas tomando un cariño especial”, indicó el exmediocampista al diario AS México.

“La gente no entiende eso, no tiene idea lo que uno sacrifica por lograr su sueño, gracias a los Pumas lo cumplí y gracias al América me consolidé. Uno me formó y el otro me forjó”, añadió.

Tal como lo dijo en su momento, el ex de Necaxa y San Luis manifestó su inconformidad con el entonces presidente de Pumas, Javier Jiménez Espriú, quien lo vendió sin su consentimiento mientras él estaba disputando el Mundial de Francia 98 con la Selección Mexicana. No solo eso, sino que incluso había estado negociándolo con otros equipos cuando su plan era mantenerse en CU por un año más.

“Regreso del Mundial de Francia, tenía contrato con Pumas, fui a un restaurante con el presidente de Pumas que en ese momento era Javier Jiménez Espriú y empezamos a platicar cómo me había ido en el Mundial, le dije que tenía ganas de hacer un buen torneo por todo lo que había aprendido con la Selección y me dice que tenía ofertas de Tigres, Santos y Monterrey, comentó.

“Yo le dije que me quería quedar un año más para buscar salir con algún título de Pumas, platicamos hasta que me dijo que la realidad era que ya estaba vendido al América, ‘fue el equipo que más pagó por ti, con ese dinero vamos a traer al entrenador, a refuerzos, a invertir en fuerzas básicas’. Le dije al presidente que hiciéramos una conferencia de prensa para argumentar los motivos por los que yo salía, me dijo que no me preocupara. En América ya me esperaban para presentarme y mi sorpresa fue que no hizo una conferencia de prensa, simplemente declaró que él que se había querido ir era yo y ahí se desató todo”, agregó el dos veces mundialista.

Hoy en día, El Ruco se siente tranquilo por la situación pues dice que es algo natural que un futbolista con calidad parta para ayudar al club económicamente: “Hasta la fecha lo reprochan, pero estoy tranquilo porque no tuve nada que ver. Cuando un jugador tiene calidad en Pumas, tarde o temprano se tiene que ir porque con su venta ayuda en mucho al club. A veces eso es lo que la gente no entiende”.

“La situación fueron las formas, si las cosas se dan cómo tendrían que haber sido en cuestión de decirle a la gente los motivos, no hubiera sido ningún problema, aquí le pusieron las pulgas al perro, pero ya después en América tenía que cambiar el chip y responsabilizarme del traspaso y de una u otra forma tratamos de dar el mejor esfuerzo en América, finalizó.


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