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En México y en la Liga MX, existen los famosos torneos cortos. Dos torneos al año, con 17 partidos de temporada regular más una liguilla, la fase eliminatoria a la que clasifican los mejores 8 equipos del torneo, con series a dos partidos que buscan a los finalistas. 

En México, los primeros ocho equipos avanzan a Liguilla y cada torneo hay una final (con ida y vuelta). Por lo que dos equipos campeones cada año, que se enfrentan en un partido para nombrar al 'Campeón de Campeones', un título carente de importancia y prestigio. 

Si vemos a las mejores ligas del mundo, de las consideradas el 'top 5', ninguna sigue este formato, simplemente porque no es de alta exigencia. Lo que ha hecho grandes a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo es la consistencia que han logrado a través de los años. Esto lo lograron por mantener su nivel en liga durante varias temporadas.

En Europa, las ligas se disputan a 38 partidos y el equipo con más puntos será el campeón. Esto obliga a tener concentración y consistencia a lo largo del año futbolístico. Esto ayuda a construir equipos con una visión a futuro, un equipo capaz de competir por 5, 10, 15 años. En México la visión es al siguiente torneo, apuntar a un puesto de Liguilla y esperar hacer una buena eliminatoria. 

Otro aspecto negativo de los torneos cortos son los criterios de desempate en eliminatorias. El primer criterio, el gol de visitante, es avalado mundialmente y utilizado en grandes competiciones, como la Champions League. Sin embargo, si en México empatas también en goles de visita, el siguiente criterio es posición en la tabla. Es decir, por ejemplo, si Tigres, que pasó de sexto lugar empata una serie 4-4 (con la misma cantidad de goles de visita que el rival) contra el León, que pasó de tercer lugar, el León avanzaría simplemente por tener mejor puesto en la tabla. 

Ese criterio es altamente arbitrario y nada justo. El punto de la tabla es para asegurar cerrar como local la serie eliminatoria y en México, además, te puede llevar a la final, algo que no sucede en ningún otro país. Si la Liga MX desea crecer, se tienen que  instaurar los torneos largos, pero sin Liguilla, para asegurar una competencia longeva y donde la constancia perdure, ya que es lo que hace grandes a jugadores y equipos. 

En México, en un torneo un equipo puede quedar en los últimos puestos de la tabla y al siguiente pasar a Liguilla, ya que a medio año, a diferencia de Europa, se pueden dar cambios completos de plantel. En el Viejo Continente, en el mercado de enero solamente se compran las dos o tres piezas necesarias para afianzarse en la carrera por el título.

Otro pro de los torneos largos sin liguilla es que le daría más peso y prestigio al torneo de Copa, el cual la mayoría de los equipos no ve como prioridad. Al eliminar las liguillas, el único torneo con la emoción de eliminación directa sería la Copa MX, lo que le daría un valor agregado y un picor extra al certamen.

México tiene el talento y los torneos largos sin duda alguna favorecerían el desarrollo de los jóvenes, ya que un equipo necesita mayor profundidad para disputar 38 fechas del mismo torneo. El prestigio de la liga incrementaría exponencialmente si jugamos al igual que en Europa. El mismo estilo de México que en en la Premier League o LaLiga, sin duda alguna ayudaría a jugadores mexicanos a desenvolverse mejor una vez que emigren a Europa.