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Tigre le ganó a River 3-2 en el Monumental y le faltaron dos puntos para conseguir el milagro. A pesar de realizar una excelente temporada y quedar en puestos de clasificación a la Copa Sudamericana, el pasado lo condenó y tendrá que jugar en la B Nacional.

Los promedios nacieron con un solo fin: beneficiar a los equipos grandes del fútbol argentino y perjudicar a los equipos más débiles. Los promedios se impusieron con la idea de que un equipo grande puede tener una mala temporada, pero resultaba imposible imaginar que podían descender con la acumulación de tres años.


La historia habla por sí sola y en el camino fueron cayendo los gigantes. Pero los promedios continuaron y nunca se logró sacarlos. Claro, nunca faltan las suspicacias y siempre existiría algún beneficiado en caso de que lo quiten.

En tiempos de cambios y en la búsqueda de generar un mejor fútbol argentino, eliminar los promedios parece ser una necesidad. Empezar a seguir modelos de las principales ligas de Europa y entender que lo más justo es que desciendan los peores equipos de cada temporada.

Ninguna de las grandes ligas del mundo se rigen por los promedios y en la Argentina se sigue apostando por este modelo. Un sistema que perjudica a los equipos y que muchas veces es muy injusto.

Planteles que se renuevan, pagan los platos rotos de viejos equipos. Dirigencias que asumen, llegan perjudicados por lo que se vivió años anteriores. Equipos como Tigre, que clasificaron a la Copa Sudamericana, terminan descendiendo. El fútbol argentino pide a gritos el cambio. El fútbol argentino, que en tantas cosas no se logra poner de acuerdo, se une bajo un mismo grito: ¡basta de promedios!