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Mientras las calles de Sevilla se preparaban para los primeros actos de la Semana Santa en el Ramón Sánchez-Pizjuán se vivía otra fiesta, la del fútbol. Sevilla Betis se enfrentaban en el que ha sido apodado como el ‘Gran Derbi’, uno de los encuentros más esperados de la jornada que no defraudó a los aficionados pues estuvo interesante de principio a fin.

La rivalidad entre sevillistas y béticos en la capital andaluza es aún mayor que la que encontramos en ciudades como Madrid, con el Atlético y el Real, o en Barcelona, con el Barça y el Espanyol. Al comienzo del encuentro uno de los fondos lucía un tifo: “Sevilla es pasión”, así se vivió el encuentro y se celebró la victoria por parte local.

Tras el pitido final los jugadores del Sevilla fueron a celebrarlo con su afición en uno de los fondos en una fiesta que se trasladó al vestuario pues no todos los días se gana al máximo rival. Después de la derrota en el Benito Villamarín, en el Sevilla necesitaban ganar el partido por honor y lo hicieron, y lo celebraron.

En el túnel de vestuarios los gritos y los aplausos adelantaban lo que iba a suceder minutos después dentro. Joaquín Caparrós y Monchi se unieron a la fiesta, el técnico fue uno de los más felicitados y ambos se convirtieron en el centro de la fiesta al son de cánticos al más puro estilo de su hinchada.

Esta victoria por tres goles a dos pone fin a los derbis esta temporada, pero a partir de agosto, con el nuevo curso, se volverá a abrir la veda de partidos entre Sevilla y Betis en los que ambos querrán ser el mejor equipo de la ciudad. Eso ya será la campaña que viene, pero en esta todo apunta a que el Sevilla quedará por encima del Betis en la clasificación, recuperando el trono que perdieron el año pasado.