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El Atlético de Madrid se llevó los tres puntos de Ipurúa gracias a un gol de Lemar en los últimos minutos de partido. Un choque muy disputado e igualado, con mucha tensión e intensidad que le costó mucho resolver a los de Simeone pero que finalmente tuvieron premio a la constancia. Con estos tres puntos, los colchoneros siguen como segundos en Liga a seis puntos del líder.

LO BUENO: El Atlético salió con la intensidad adecuada y desactivó la propuesta del Eibar

Simeone supo plantear muy bien el partido y aleccionar a los suyos para que saliesen con la intensidad adecuada desde el principio. Y es que el Eibar es un equipo que comienza siempre de manera vertiginosa en su estadio, ahogando al rival con su presión arriba y con la defensa muy adelantada. En este sentido, los futbolistas colchoneros supieron igualar esa intensidad y desactivaron a menudo la presión tocando al primer toque y con rapidez.

Además, Morata y Correa siempre buscaron la espalda de la defensa adelantada y tuvieron varios uno contra uno frente al portero rival. En defensa tampoco sufrieron en exceso con un Godín que volvía a la titularidad acompañado de Giménez. Entre los dos consiguieron minimizar el poderío físico de Enrich.

LO MALO: Los delanteros rojiblancos desaprovecharon ocasiones de gol muy claras

Con un Atlético que planteó un partido al contragolpe, los rojiblancos no llevaron el peso del partido y no fueron capaces de generar muchas ocasiones por la presión del rival. No obstante, sobre todo en la primera parte sí que tuvieron varios manos a manos frente al portero rival que acabaron desaprovechando.

Morata en dos ocasiones y Correa en otra se plantaron ante el portero y entre Dimitrovic y el desacierto de los delanteros no pudieron abrir la lata. El guardameta del Eibar también desbarató en la segunda parte un tiro de Koke desde fuera del área y un cabezazo de Godín. Cuatro ocasiones muy claras que no acertaron a marcar. Aunque finalmente fue Lemar el que logró abrir la lata y dar la victoria a su equipo.

LO FEO: Partido tenso, descontrolado y con muchas interrupciones

Con dos equipos muy parecidos, que buscan ganar los choques a base de intensidad y físico, se vio un partido con mucha tensión dentro del terreno de juego. Las constantes interrupciones hicieron que no se viese mucha continuidad y la presión de cada equipo impidió la elaboración de los centrocampistas, abusando muchas veces de los balones largos y los centros laterales. No hubo un control en el juego de ningún equipo por encima del otro y en la segunda parte se vivieron momentos de ida y vuelta que finalmente acabaron perjudicando al equipo que menos calidad posee.