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"Lionel Messi no es tal vez el líder que cualquiera espera, más integrador, más de charla. Es otro tipo de líder. Él habla dentro de la cancha y tal vez necesita a otro que haga ese apoyo", aseguró Lautaro Acosta, jugador de Lanús que tuvo la chance de jugar dos partidos en la Selección Argentina durante las Eliminatorias rumbo al Mundial de Rusia 2018.

Las declaraciones del delantero a TyC Sports generaron mucha polémica por tratarse de un futbolista que no tuvo continuidad en el combinado nacional, lanzando una especie de "crítica" al mejor jugador del mundo, pero si uno analiza el contenido se da cuenta perfectamente lo que quiso decir el "Laucha".

Messi no es el Javier Mascherano que se te va a acercar y te va a decir "Hoy te convertís en héroe". Messi no es el tipo que te va a dar una arenga frente a todo el plantel con la que vas a salir a matar. Messi no demuestra con palabras. A Messi dale la pelota.


Ahora, no me vengan a decir que Messi no es líder porque no está todo el tiempo gritando y ordenando. Ser líder también es agarrar la pelota cuando las papas queman. Y Messi la pide siempre. Los argentinos tenemos que entender que no hay una sola forma de liderar, y no tenemos que obligar al crack a fingir algo que no le sale: para eso necesitará ayuda de otros referentes.

Messi es el líder silencioso que en 2016 les pagó a los empleados de AFA su sueldo atrasado de seis meses, pero con el objetivo de que nadie se entere, porque a él no le gusta figurar.

Messi es el líder silencioso al que, cada vez que la Selección Argentina viaja para disputar un partido, la organización le otorga una habitación presidencial y él la rechaza para estar a la misma altura de sus compañeros, como debe ser.

Messi es el líder silencioso que viaja a amistosos insignificantes solo porque, con su presencia, el caché de dinero es más del doble que si no va, dinero que él mismo termina repartiendo entre todo el plantel.

Messi es callado, tímido, reservado, introvertido y todo lo que se te ocurra. Pero decir que Messi no es líder es no entender nada de fútbol pero, sobre todo, es no entender nada de la vida. El día que muchos lo entiendan, se podrán dar el lujo de disfrutar viendo al mejor de todos dentro de un campo de juego. Yo lo disfruto desde que empezó a jugar. Y soy feliz.