El desastre en la final de Copa no fue sólo culpa de Valverde
El FC Barcelona cayó por 1-2 ante el Valencia en la final de Copa del Rey y puso fin a un mes nefasto en el que perdió dos de los tres títulos a los que optaba. El equipo de Valverde no supo levantarse tras el desastre de Anfield y lo acabó pagando ante los de Marcelino, que pusieron la guinda a un gran año. Precisamente, el Txingurri ha sido el blanco de todas las críticas tras esta final y muchos culés piden que se le despida pese a haber ganado con solvencia una Liga en la que ha sacado 11 puntos al segundo clasificado, el Atlético de Madrid, y 19 puntos al eterno rival, el Real Madrid.
Si bien es cierto que el técnico vasco no está exento de parte de culpa por la derrota en la final de Copa, con varias decisiones discutidas como la presencia en el once titular de Semedo, Arthur y Coutinho recién recuperados de sus respectivas lesiones, también es cierto que Valverde ni mucho menos es el gran culpable ni el único.
Para empezar, los principales responsables de esta debacle en la Copa son los jugadores. Y es que, quitando un Messi que dio un balón al palo y marcó el único gol de su equipo, el resto de los que comenzaron titulares no se salva. Una plantilla que ya mostraba signos en la rueda de prensa previa de no haberse levantado tras la goleada de Anfield y que lo confirmó con una primera parte nefasta en la que se veía a un club en depresión. Así Lenglet, Sergi Roberto, Semedo o Arthur no rindieron al nivel esperado por ejemplo. Aunque sin duda los grandes damnificados tras este encuentro fueron Jordi Alba, Busquets y Coutinho. El defensor y el centrocampista dejaron mucho que desear en la faceta defensiva mientras que el atacante brasileño siguió en la misma línea de la temporada y fue prácticamente nulo. No apareció apenas y cuando lo hizo perdía el balón con demasiada facilidad.
Denis Doyle/GettyImages
Pero si miramos un poco más el trasfondo de la plantilla, este nuevo descalabro no hace más que confirmar el desastre en la planificación de esta temporada. El Barça ha realizado entre el verano pasado y el mes de enero hasta 7 incorporaciones (Lenglet, Malcom, Arthur, Vidal, Murillo, Todibo y Boateng), de las cuáles tan sólo ha brillado el central procedente del Sevilla, que ha acabado haciéndose con un puesto de titular. Un acierto empañado por decisiones incomprensibles de la cúpula que decidía los fichajes. No se entendió en su momento la llegada de Malcom 'in extremis' y sin que lo pidiera Valverde, simplemente para arrebatárselo a la Roma. Tampoco la de Todibo, que estaba previsto para este verano pero que adelantó su fichaje y mucho menos la de Boateng.
Especial hincapié hay que hacer en este fichaje. Hay que recordar que el Barça dejó escapar a Munir, al que no dio oportunidades y tuvo que salir cedido al Sevilla. El hispano-marroquí al final ha acabado con la cifra nada despreciable de 7 goles y 1 asistencia en media temporada. En su lugar se trajo a Kevin-Prince Boateng, centrocampista de 32 años reconvertido a delantero centro que militaba en el Sassuolo y que en años anteriores dio más que hablar por sus polémicas fuera de los terrenos de juego que por sus aportaciones en el campo. El tiempo al final ha puesto a todos en su sitio y Boateng sólo ha jugado 3 partidos de Liga en los que no ha aportado absolutamente nada.
En este sentido, Valverde encaró la final de Copa con un banquillo que dista mucho de uno de los mejores equipos del mundo. Sin Suárez y Boateng lesionados, nunca tuvo una referencia arriba y lo pagó. Incluso Arturo Vidal y Piqué en la segunda parte tuvieron que hacer de '9' en algunas ocasiones.
Por tanto, no hay que crucificar a Valverde, que tiene parte de culpa pero no fue el gran culpable del descalabro del Barça en la final de Copa. Hay que buscar responsabilidades más arriba ya que el 'Txingurri' ha ganado 4 títulos con el club blaugrana en dos temporadas (2 Ligas, 1 Copa y 1 Supercopa de Europa) pese a tener seguramente la peor plantilla del Barça en la última década en cuanto a la calidad global de los suplentes.
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