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Esa gran lacra presente en todas las sociedades llamada racismo volvió a hacerse presente dentro de un campo de fútbol y la reacción de la víctima, un joven futbolista de 20 años, fue la misma que ya hemos visto en otras ocasiones: abandonar el partido. Esta vez el deplorable suceso tuvo lugar en un partido amistoso de pretemporada en Liechtenstein que enfrentaba al Bochum de la segunda división germana con el St. Gallen de la primera suiza.

El jugador inglés Jordi Osei-Tutu, canterano del Arsenal, se retiró del terreno de juego al filo del descanso, cuando su equipo caía por un gol a cero, entre lágrimas, pero no por el marcador. Los aficionados del club suizo, que actuaba como local pese a jugarse en un campo neutral del pequeño país europeo, comenzaron a gritar insultos racistas hacia el jugador rival, que se vio superado por la situación.

El joven del Bochum reaccionó en un primer momento mostrándose totalmente fuera de lugar, deambulando sobre el campo ajeno a la acción del partido, para después sentarse en el césped. El árbitro, pensando que sufría una lesión, se acercó rápidamente y el futbolista se levantó para comentarle con cierto enfado, como es lógico, lo sucedido justo antes de dejar el terreno de juego mientras sus compañeros trataban de consolarle y frenar su marcha.

Ésta no es la primera muestra de racismo que hemos visto este año en los campos de fútbol. El futbolista de la Juventus de Turín Moise Kean fue centro de los insultos de los ultras del Cagliari italiano durante su partido de la Serie A. La reacción del joven delantero italiano, a diferencia de lo sucedido con Osei-Tutu, fue anotar un gol y enfrentarse a los aficionados locales abriendo los brazos para dejar claro que, obviamente, se siente orgulloso de ser quien es, el futuro del fútbol italiano, y cómo es.