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El FC Barcelona oficializó ayer el fichaje del futbolista francés, una incorporación que tiene dividida a la afición entre los que ven con buenos ojos su llegada y los que no perdonan el desplante del pasado verano. El galo llega para completar una delantera de ensueño donde tendrá que luchar por el puesto con Ousmane Dembélé y un Coutinho que tiene todas las papeletas para terminar haciendo las maletas en lo que queda de verano.

"Lo estabas esperando" y "C'est magnifique", así cerró el club un culebrón que desde el año pasado tenía en vilo tanto a culés y colchoneros como al resto del mundo. Sin embargo, ahora es la hinchada quien deberá dar su aprobación y no podrá hacerlo hasta el trofeo Joan Gamper el próximo 4 de agosto pues la presentación de Antoine Griezmann será a puerta cerrada debido a las obras que se están efectuando en el césped del Camp Nou.

¿Y cómo reaccionará el barcelonismo?. Es normal que los seguidores blaugranas sientan cierto recelo por la llegada del delantero que hace menos de un año montó una película, y nunca mejor dicho, para anunciar que finalmente continuaba en su equipo. Cuando el Atlético de Madrid visitó el Camp Nou la afición recibió al 'Principito' entre pitos e improperios, pero ahora que se ha convertido en uno de sus cracks deben olvidar el pasado esperando un gran futuro.

La grada debe demostrar que los colores están por encima de los futbolistas y dejar claro que es al FC Barcelona a quien apoyan, sean cuales sean sus futbolistas, para que el propio jugador se de cuenta del lugar en el que ha aterrizado. Jugar en Can Barça supone una exigencia continua y tremenda, y será Griezmann quien tenga que demostrar con hechos que bien vale los 120 millones de euros que han pagado por él.

Entonces, cuando firme sus primeros minutos y mucho más sus primeros goles como azulgrana, callará las bocas de todos aquellos que rechazaban su llegada, y para que eso no pase es mejor asumir desde el principio la realidad. El francés es nuevo futbolista culé y mejor apoyarle desde el inicio que continuar pitándole por su comportamiento pasado. Porque la vida tiene segundas oportunidades, estar dolidos si, pero nunca enfadados.