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No hay verano sin Neymar. El foco mediático está en estos momentos sobre el jugador brasileño que no atraviesa sus mejores días, y lejos de ser protagonista por sus acciones sobre el terreno de juego cada vez lo es más por la polémica que le rodea. La última de ellas, el pulso que le está echando al PSG para volver al FC Barcelona después de abandonar el Camp Nou de mala manera hace dos años. Su incorporación con una semana de retraso a la pretemporada del conjunto francés no hace más que dañar la imagen de un jugador que ya está bastante deteriorada.

Y es que Neymar ya no es el que era. Ya no es ese jugador alegre que encandilaba a los aficionados y por el que se peleaba media Europa. Ahora despierta más odios que pasiones y en su club están como locos por perderle de vista. Los escándalos extradeportivos que protagoniza año sí y año también han eclipsado a un jugador que iba a convertirse en el mejor del mundo pero que ha visto cómo otros le adelantaban dejándole incluso fuera del Top 10 en el último Balón de Oro. Neymar ya no es el que era, su juego ha perdido brillo y cada vez parece más un jugador crispado que puede perder los papeles ante cualquier situación.

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La calidad y el talento los sigue teniendo, eso es algo que no se pierde, pero todo lo que le rodea es contraproducente para él y para su club. Los problemas que genera tanto dentro como fuera del terreno de juego ya no se solucionan marcando un hat-trick o levantando una Liga. El brasileño ha dejado de ser un jugador rentable porque sus polémicas son más dañinas y mayores que sus logros recientes.

Apostar ahora mismo por Neymar es una operación de alto riesgo, no sabes por dónde te puede salir la jugada. Nadie duda de la calidad del brasileño y cuando tiene el balón en los pies es capaz de dejarnos con la boca abierta, pero según pasa el tiempo su vida personas y sus escándalos extradeportivos van gozando de mayor peso. Fiestas de cumpleaños que no se pierde aún estando lesionado, viajes a Brasil, encontronazos con compañeros, demandas a su antiguo club, problemas con Hacienda, una denuncia por violación, divulgación de mensajes… la lista de escándalos en los que se está envuelto el brasileño parece no tener fin. Tanto es así que a pesar de ser el jugador más caro de la historia en París ya están cansados de él y de su comportamiento. Un jugador que pisa más los juzgados que el terreno de juego y del que se habla más en la prensa del corazón que en la deportiva no es una buena inversión.

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El Barcelona tendría que plantearse muy bien si compensa hacer una inversión estratosférica por un futbolista que a día de hoy trae más problemas que soluciones a su equipo y cuyo rendimiento y resultados están por debajo de su nivel.

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