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Es oficial. Gareth Bale dejará de ser jugador del Real Madrid en los próximos días tras seis temporadas vistiendo de blanco, y no ha sido él quien lo ha anunciado sino su técnico. Zinedine Zidane no ha dudado un segundo en dejar clara la noticia, primero le deja en la grada en el primer partido de la pretemporada y en rueda de prensa lo ratifica con unas declaraciones que seguramente no le hacen ningún bien a su imagen.

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El francés, al que siempre se le había calificado como un entrenador con mucha mano izquierda, capaz de gestionar el vestuario a la perfección y mantener una gran relación con todos sus pupilos, parece haberse visto superado por la situación del galés. Es cierto que la salida de Bale estaba siendo más tediosa de lo esperado, pero las formas en las que ayer "despidió" a uno de los futbolistas clave de los últimos años en el conjunto blanco es cuanto menos cuestionable.

Cuando le preguntaron por la no convocatoria del futbolista en un primer momento parecía que iba a dejar pasar la pregunta asegurando que no iba a hablar de eso. Sin embargo, continuó inmediatamente indicando que "si es mañana, mejor", y trató de explicarse afirmando que "no ha sido convocado porque el club está negociando su salida". Poco después señaló que no es algo personal, que "llega un momento en que las cosas se hacen porque se deben hacer. Tengo que tomar decisiones y tenemos que cambiar".

Seguramente estas sean las palabras más desafortunadas en todos estos años en los que 'Zizou' ha estado al frente del banquillo blanco y las críticas, como era de esperar, no han tardado en llegar. La primera y más destacada la del propio agente de Gareth Bale que también ha sido claro: "Zidane debería estar avergonzado, no muestra respeto por un jugador que ha hecho tanto por el Real Madrid".

El galés no merece esta salida de un club en el que si bien es cierto que no ha rendido siempre como se esperaba de él, ha sido crucial en grandes citas como al final de la última Champions League que levantaron los blancos. La afición le ha criticado siempre por su propensión a lesionarse, pero también se han subido a su carro cuando ha demostrado todo su potencial y, por suerte para los suyos, ha sido cuando más falta ha hecho.

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El galés se despide por la puerta de atrás y entre críticas y menosprecios. Atrás deja 231 partidos, 102 goles, 65 asistencias y se lleva 14 títulos en sus vitrinas, números de ídolo que nunca terminó de liderar al equipo como se le pidió y eso le ha costado una mala fama que le lleva a dejar el Bernabéu. Al menos le queda el consuelo de que se marcha del Real Madrid como la mayoría de las grandes estrellas.