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Hito en esta pretemporada en el Real Madrid. Después de 5 encuentros viendo como perforaban la red blanca hasta en 16 ocasiones, el equipo entrenado por Zidane por fin mantuvo su portería a cero.

Image by M. Navas

No es que el equipo brillara en demasía, ni el rival era de los más punteros, pero no estuvo mal y cerrar la sangría atrás era cuestión vital y ayer se logró. Entre el cambio táctico de Zidane y la vuelta de Casemiro, ayer se consiguió, al menos temporalmente, un poco de respiro atrás.

Sorprendió Zidane colocando tres centrales, lo cual merece un aplauso por no anquilosarse en el manido 4-3-3, pero no hay que darle todo el mérito al técnico galo. La solución ya la tenía, aunque estaba de vacaciones: Casemiro.


El pivote brasileño solo jugó ayer 45 minutos - la primera mitad -, pero fueron suficientes para dejar claro que, con él en el terreno de juego, el equipo es otro. La primera mitad en el partido de ayer fue, de largo, lo mejor que se ha visto del Madrid esta pretemporada y que lo haga con Casemiro en el terreno de juego, no es fruto de la casualidad.

Al equipo, coralmente, se le vio más relajado y confiado con Casemiro, centrado cada uno en sus funciones y sin despistes notables en labores defensivas. A diferencia de otros partidos, el equipo controló el encuentro, algo que tampoco había ocurrido todavía. Si se acercaba algún jugador austriaco con peligro, ahí estuvo Casemiro para cortar de raíz el problema.

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Pero si ya se venía echando de menos al brasileño, la segunda parte dejó clara que la ausencia de Casemiro es demasiado sensible para el equipo. El Red Bull pasó de tener una sola ocasión clara en la primera mitad, a crear más peligro en la segunda parte del encuentro.

Por mucha revolución que parecía que se avecinaba en el Real Madrid, al final el mejor fichaje va a ser el retorno de Casemiro. Ha vuelto en forma, esperemos que las lesiones y la gasolina le respeten durante toda la temporada, el equipo le va a necesitar.