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El partido entre Boca y Almagro por los 16avos de final de la Copa Argentina tuvo a Daniele De Rossi como principal atracción: el volante italiano de 36 años debutó en el "Xeneize" luego de la gran expectativa que generó su sorpresiva llegada al club, y demostró estar a la altura de las circunstancias.

El campeón del mundo con Italia en 2006 tuvo la dicha de hacer su estreno como todo futbolista anhela: con un gol. Si bien es mediocampista defensivo y su rol principal es quitar y darle el pase más simple a sus compañeros, el "Tano" apareció por el área en un córner y ganó de cabeza para el 1-0, cuando corrían 28 minutos de partido, para festejar junto a la hinchada que tanto admira.

Respecto al juego en sí, De Rossi mostró dotes de liderazgo y personalidad: pidió todas las pelotas, ordenó al equipo cuando fue necesario, marcó los tiempos, le reclamó al árbitro cuando debió hacerlo, motivó a Ramón Ábila cuando falló en la definición.

Su estilo se basó en el juego corto, claro y conciso: solo metió dos pelotazos largos, luego siempre repartió al compañero mejor ubicado sin complicarse. Cuando hubo que meter también lo hizo, y se ganó la amarilla por una fuerte patada a José Méndez.

Antes que finalizara el primer tiempo, el "16" se arriesgó a la roja y le quitó de manera impecable la pelota a Benítez, en una entrada de atrás que terminó saliendo excelente. Lógicamente, los fanáticos "Xeneizes" se rompieron las manos para aplaudirlo, y lo ovacionaron al grito de "Tano, Tano".

En el segundo tiempo fue reemplazado, y cuando el debut parecía que se encaminaba al ideal por rendimiento, gol y resultado, Juan Manuel Martínez empató para Almagro y luego el arquero Christian Limousin fue el héroe en los penales.

Quedará la espina de no haber podido cerrarlo de la mejor manera, pero el saldo es más que positivo. Él disfrutará dentro del campo de juego y, sobre todo, los hinchas de Boca lo disfrutarán fuera de él.