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Las malas noticias se suceden en el FC Barcelona. Si ya era un jarro de agua fría arrancar la temporada sin Leo Messi, en el primer partido de Liga se lesionó Luis Suárez y ahora también ha caído Ousmane Dembélé. De los cuatro jugadores llamados a pelear por tres puestos en el ataque azulgrana sólo Antoine Griezmann está disponible para la segunda jornada de Liga. La hora de la verdad para el francés ha llegado antes de lo que muchos pensaban.

Tras un debut frío en San Mamés el próximo domingo le tocará echarse el equipo a la espalda y demostrar que el Barcelona no se equivocó con su fichaje. Ante el Betis Griezmann tendrá que hacer lo que mejor sabe y lo que hizo durante tantos en el Atlético, ser la estrella del equipo, el que tira del carro y el que aparece en los momentos más delicados para rescatar a los suyos. La adaptación, el precio que ha costado o las polémicas con el Atleti no son ninguna escusa para que Griezmann empiece a rendir desde el primer minuto.

El francés no es un jugador cualquiera, no es una promesa emergente, es uno de los mejores futbolistas del panorama mundialque ha liderado en los últimos años a un grande como el Atleti y es todo un campeón del mundo. Griezmann tiene todo lo que se necesita para ser protagonista en el Barça, tiene calidad y gol para tumbar las defensas, sabe asociarse y es un jugador al que le gusta pedir la pelota y moverse por el terreno de juego. Todo lo que demostró en su etapa en el cuadro rojiblanco y que enamoró a medio mundo ahora tiene que ponerlo a disposición del Barcelona. Puede que su primer intento le salga mejor o peor, pero lo que no puede hacer es no intentarlo porque todos hemos visto lo que es capaz de hacer.

Griezmann está acostumbrado a asumir responsabilidades y el Barcelona le trajo para eso, no para estar siempre en segundo plano a la sombra de Messi. Ante él tiene su primer gran oportunidad no sólo para liderar al Barcelona sino para despejar todas las dudas que generó su fichaje y para convencer a la afición barcelonista de que su fichaje es un acierto. Sin Suárez, Messi ni Demblé las esperanzas del conjunto azulgrana para el próximo partido están depositadas en él, y después de todo lo que ha ocurrido hasta ahora y de desembarcar en el Camp Nou con parte de la afición en contra no puede fallarles. El momento de Griezmann ha llegado y sólo tiene una opción, dar la cara y asumir la responsabilidad que supone liderar un equipo como el FC Barcelona.

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