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"Hay una verdad universal que todos debemos afrontar, queramos o no:  Al final todo se acaba", decían en un discurso de graduación que se repite en mi cabeza en cada despedida. Hoy es uno de esos días en los que las palabras de algún acertado guionista de Castle me vuelven a la mente al pensar en lo que la retirada de Fernando Torres supone para el fútbol español, y sobre todo para los aficionados atléticos.

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'El Niño' ya es todo un hombre, aunque nos empeñemos en seguir apodándole así, ya se ha labrado un nombre y una carrera. Lejos queda aquel 27 de mayo de 2001, ese temprano debut con el primer equipo cuyos colores había defendido toda la vida. Lejos queda la ilusión que despertaba con aquellos primeros goles en una hinchada de capa caída en el pozo de la Segunda División, una ilusión que se ha ido renovando con al tiempo que crecías hasta verte marchar y crecer como futbolista, y como persona.

Te fuiste y regresaste, como el hijo pródigo, como nosotros, que siempre regresamos, aunque como tu, nunca nos fuímos. Y el destino volvió a alejarte de casa, con la voz entrecortada por la emoción te despediste de la era, y siempre ha sido tu gente, tu afición, tu Atleti. Y ahora, tras 18 años demostrando que siempre serás nuestro 'Niño' cuelgas las botas, esas que hicieron rugir al Calderón en cientos de ocasiones, esas que temían los defensas, esas que han recorrido España, Inglaterra, Italia y hasta Japón. Las mismas que han ido gastándose con el tiempo, pero que nunca se han dado por vencidas.

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Y yo, como aficionado al fútbol, solo puedo darte las gracias por todo lo que has dado al Atletico y a España. Gracias por todos esos goles, y sobre todo por aquel en el Ernst Happel de Viena. Ese día no solo levantaste a una afición, hiciste que todo un país se pusiese en pie, se abrazase con el que tenía al lado, le conociese o no, y eso pocos más que tu lo han conseguido. Gracias por ser siempre tu mismo, por demostrar que el futbolista no es solo el que da patadas a un balón, no es el que presume de lo que tiene, sino el que valora lo que siente y hace sentir a otras personas. Por todo esto, y por mucho más, gracias Torres.