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La capital de España se viste de gala para acoger uno de los partidos clave del año, una cita señalada en los calendarios de madridistas y atléticos desde que se conoce, un día para dividir la ciudad en dos bandos y unirla en torno al fútbol. Real Madrid y Atlético se ven las caras este sábado en el Wanda Metropolitano y los blancos tienen una oportunidad inmejorable para dejar claro que este año van muy en serio en La Liga.

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Las últimas dos victorias de los de Zinedine Zidane en la competición doméstica parecen haber disipado temporalmente las voces que hablaban de crisis, de fracaso, de una nueva temporada sin títulos. Sin embargo, la imagen mostrada por el equipo en muchos encuentros, sobre todo en París, y la falta de soluciones siguen preocupando a la afición madridista, que seguramente tenga todas sus esperanzas puestas en que saldrán victoriosos ante los colchoneros.

El derbi es una oportunidad de oro para reivindicarse y sacar pecho, demostrar que siguen siendo el mejor equipo de la ciudad y que lo sucedido en Nueva Jersey fue tan solo un espejismo, un fallo fruto de la falta de rodaje de la pretemporada. Ganar al eterno rival en su casa, el año que mejor se ha reforzado y más amenazante se presenta, con varios nombres importantes lesionados y tanto el equipo como el banquillo señalados sería un golpe de efecto.

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Una inyección de moral para una plantilla que ha sentido la presión de la hinchada en los últimos compromisos y que ahora quedaría satisfecha y orgullosa de dar la vuelta a la situación. Un golpe sobre la mesa para dejarlo bien claro: "Somos el Real Madrid y estamos dispuestos a pelear por todo, se ponga quien se ponga por delante". Una llamada de atención para colchoneros, culés, sevillistas... y para cualquier equipo del panorama internacional.

El conjunto madridista tiene ante si el mejor de los escenarios para hacerse de nuevo dueño y señor de La Liga, mantener el liderato, alejar aún más al Atlético y confiar en el favor de los amigos de Getafe para dejar aún más tocado al FC Barcelona. El Real Madrid tiene claro que este es el momento de demostrar que aunque sea el color que les viste, este curso no quieren saber nada de quedarse en blanco.