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El zaguero azulgrana hizo gala de su lado más deportivo pese a verse envuelto en varias polémicas a lo largo de su carrera. Pidió silenció a la grada azulgrana cuando esta emitió cánticos contra Sergio Ramos, capitán del Real Madrid.


Gerard Piqué tuvo un gesto que le hizo abandonar, en ese momento, la faceta provocadora tan característica en los últimos años. Era la segunda parte del Clásico liguero de ayer y el FC Barceona iba ganando a un Real Madrid desdibujado. Sergio Ramos, que había cometido varios errores defensivos a lo largo de la contienda, era el foco de burla de un sector de la grada local, que se refirió a él como "hijo de p**a". 

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Oyendo dichos cánticos, Piqué dejó atrás las rencillas que ha tenido a lo largo de su carrera con el andaluz y quiso proteger al que, además de rival acérrimo, ha sido su compañero en la selección española durante tantos años. Se dirigió a los espectadores que emitían ese mensaje y les hizo un gesto de negación con el dedo índice para decirles que eso no estaba bien.

De este modo, el zaguero azulgrana puede haber entendido que este tipo de conductas deportivas son mucho más positivas y le convienen más a un mundo del fútbol ya de por sí llevado al espectáculo. Veremos si su comportamiento sigue por este camino o, por otro lado, es un buen detalle esporádico.

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