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A los más apasionados del balompié, la pelota les acompaña desde la pura infancia. Los sueños primarios giran entorno a ese balón que también gira y hace girar una vorágine de incontrolables pasiones. Sin embargo, como suele suceder en los ámbitos del profesionalismo, el cupo es limitado. Lograr llegar al plano más alto del fútbol es una meta compartida entre miles pero lograda por muchos menos. Y hacerlo cuando las condiciones son aún más adversas resulta casi utópico, que no imposible.

Diego Rebolledo, de 20 años, es una excepción a la regla. Cree en lo improbable y ha diseñado su propia utopía: ser el primer director técnico en silla de ruedas en la primera división mexicana. Su historia, consabida por muy pocos, se reveló a la luz publica en los últimos días. Es el entrenador de la Sub 13 del Atlante y sufre parálisis cerebral, por lo que dirige montado en una silla eléctrica que sus propios dirigidos y su mejor aliado le obsequiaron.

Gabriel Pereyra, ex jugador de Cruz Azul, es ese bastión que ha dado un impulso extra a la carrera de Diego. Según relató Rebolledo, se conocieron cuando el argentino dirigía a la Sub 20 de los Potros. Desde entonces, trabajó con él y aunque el descenso del equipo azulgrana irrumpió su estadía en la categoría, más tarde Pereyra fue nombrado director deportivo de las fuerzas básicas y ahí decidió darle la Sub 13:

"Me presentan a Gaby, que era el técnico de la Sub 20 y empecé a hacer amistad con Pereyra; entonces me dijo: 'si quieres vente al Cefor' (Centro de Formación),'yo trabajo ahí con la Sub 20 [...] (Cuando regresa como encargado de fuerzas básicas) es ahí donde él me habla y me dice que me tiene esta oportunidad", contó el jovial deté para La Afición.

Para Diego ser entrenador fue un camino alternativo al sueño de ser futbolista profesional, mermado por sus condiciones físicas:

"Desde pequeño me fue gustando y como todo niño tienen la ilusión y el sueño de jugar futbol pero tus limitaciones físicas no te lo permiten, entonces me nace el gusto de que digo porque a lo mejor físicamente no puedo jugar futbol pero tengo la capacidad de dirigir un equipo de futbol", confesó. 

Y es que, según detalló, una complicación en el parto le derivó en su padecimiento actual. Empero, afirma que no ha presentado ningún tipo de retraso:

"Me asfixié y eso ocasionó que no le entrara el suficiente oxígeno al cerebro y se dañara el sistema motor; gracias a Dios, cognitivamente estoy bien, no me afectó en nada, no tengo ningún tipo de retraso, siempre he estudiado en escuelas regulares, sin problema", dijo.

Afrontar la vida con esos arrestos tiene un génesis peculiar: son los escépticos que no creen en su utopía los que lo impulsan a soñar en grande.

"Las ganas nacen de todas las personas que me han dicho que no voy a poder, porque es algo ilógico, no coherente, no verídico, como una persona en silla de ruedas pueda dirigir un equipo de futbol", afirmó. 

A pesar de que Pereyra debió salir del Atlante para sumarse al cuerpo técnico de Rubén Omar Romano por su llegada al Atlas, Diego Rebolledo está firme en su cargo y con la siguiente meta bien fija: terminar su carrera en Educación Física y Deporte para matricularse como entrenador profesional en la ENDIT y, en el futuro, aspirar a dirigir en el máximo circuito.