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Muchos deportes están contaminados por las trampas y el fútbol no es una excepción. Son innumerables las veces que hemos visto a un jugador exagerar una falta, quejarse de una parte del cuerpo en la que no le han tocado o tirarse a la piscina para engañar al árbitro.

Y ciertamente hay jugadores que efectivamente son unos maestros del engaño o eso creen ellos, ya que los árbitros les tienen pillada la matrícula. 

Veamos algunos de los piscinazos más infames que se recuerdan.

Arturo Vidal, Juventus vs Real Madrid (2013) 

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En la Champions League 2013/2014 el Real Madrid y la Juventus quedaron emparejados en el mismo grupo, un clásico de Europa que nos dejó una curiosa jugada inventada por Arturo Vidal. El jugador chileno en vez de golpear al balón dio una patada al césped y decidió tirarse en busca del penalti. Una acción bastante incomprensible ya ni siquiera tenía al lado a algún jugador del Real Madrid.

Este piscinazo fue considerado como uno de los mejores del año, y desgraciadamente para Vidal no es la primera vez que le pillan haciendo una de las suyas. 

Jurgen Klinsmann, Alemania vs Argentina (1990)

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Alemania e Italia se disputaban la Copa del Mundo en 1990 y Pedro Monzón se convirtió en el primer jugador de la historia en ser expulsado en la final de un Mundial. El defensa argentino hizo una entrada sobre Jurgen Klinsmann que exageró la caída elevándose por el aire y retorciéndose sobre el césped.


"Klinsmann exageró la caída. Te aseguro que si le pegaba fuerte se quedaba afuera por dos años. Después de que me rajaron, entró a jugar enseguida. Eso te dice todo", dijo Monzón que se fue a los vestuarios tras ver la tarjeta roja.

Rivaldo, Brasil vs Turquía (2002) 

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Otro incidente que vimos en un Mundial fue el de Rivaldo en Corea-Japón en el partido que enfrentaba a Brasil frente a Turquía. El jugador de la canarinha se disponía a sacar de esquina cuando Hakan Unsal le lanzó el balón con el pie para que efectuara el saque.

Pero el balonazo debió de ser de tal magnitud que Rivaldo fulminado cayó en el suelo. Efectivamente el balón le dio en la cadera pero el jugador se quejó de que había recibido un balonazo en la cabeza y se tiró al suelo llevándose las manos a la cara, todo ello con el juez de línea a su lado. Pero tanto el árbitro como él debieron ver otro partido ya que Unsal se fue expulsado por doble amarilla.

Robben, Holanda vs Mexico (2014)


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A pesar de que la FIFA se ha propuesto castigar el juego sucio, los mundiales siguen siendo un nido de piscinazos y sino que se lo pregunten a los mexicanos. Durante el Mundial de 2014 el calor de Brasil fue tan insoportable que tras llegar a la línea de fondo el extremo holandés decidió tirarse a la piscina simulando un contacto con Rafa Márquez.

El partido se encontraba 1-1 en el minuto 92 y efectivamente el árbitro cayó en el engaño de Robben y señaló la pena máxima que dejaría a México fuera del Mundial. Posteriormente el jugador holandés admitió que había fingido y no fue penalti.

Sergio Busquets, FC Barcelona vs Inter de Milán (2010) 

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En el año 2010 el FC Barcelona y el Inter de Milán se vieron las caras en las semifinales de Champions, y Busquets protagonizó una triste imagen. El jugador recibió un manotazo de Thiago Motta que intentaba proteger el balón y el azulgrana cayó precipitado al suelo. Una acción que podría ser perfectamente normal de no ser porque Busquets empezó a rodar por el suelo mientras llevándose las manos a la cara mientras miraba al árbitro para ver qué decisión tomaba fingiendo una agresión.

El jugador de Inter vio la segunda cartulina amarilla por esa acción y tuvo que abandonar el terreno de juego a la media hora de juego.

Morten Gamst Pedersen, Arsenal vs. Blackburn Rovers (2009)

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El jugador noruego es el protagonista de uno, sino el peor, piscinazo de la historia del fútbol. El jugador del Blackburn veía cómo no llegaba a un balón y se le iba a escapar por la línea de fondo por lo que, tras mirar a su espalda, no dudó en tirarse y eso que el defensor más cercano, Sagna, estaba a dos metros.

El árbitro no pitó y nada e incomprensiblemente Pedersen miraba con incredulidad a su alrededor al no comprender cómo el árbitro no pudo señalar penalti.

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