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Hace ya 10 años que Sergio Busquets debutó con el primer equipo del FC Barcelona. El centrocampista había llegado a La Masía en el año 2005 y su progresión fue meteórica, en apenas tres años ya se había consolidado como titular con Pep Guardiola. El técnico sorprendió a todos alineando a un chaval de la cantera en la segunda jornada de Liga, algo vio en él, le dio la alternativa ante el Racing en el Camp Nou y el jugador no defraudó.

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Hasta la actualidad, nadie ha conseguido moverle de su puesto en el centro del campo y a día de hoy todavía no ha aparecido ningún jugador que amenace con desplazarlo. Guardiola, Vilanova, Tata Martino, Luis Enrique, Valverde, Del Bosque, Lopetegui, coinciden en que Busquets es un fijo y de este privilegio no gozan muchos jugadores. Imprescindible tanto en el Barcelona como en la selección, el crack azulgrana no sólo es un jugador que da equilibrio al equipo, ofrece fiabilidad, se mueve, saca el balón y anula a los rivales, es mucho más. El ADN del Barça corre por sus venas tanto dentro como fuera del terreno de juego.


El centrocampista representa el sacrificio y el esfuerzo de un joven jugador que soñaba con triunfar en el FC Barcelona y espero su momento hasta conseguirlo. Y no sólo eso, sino que se ha mantenido fiel a su amor por unos colores. Busquets sólo hay uno en el mundo y eso bien lo saben los grandes de Europa que se fijaron en él. Monstruos como el PSG, Manchester City, Manchester United tocaron a su puerta con suculentas ofertas que cualquier otro jugador no hubiera dudado en aceptar, pero Sergio nunca dudó en su respuesta y esperó fielmente a que el club cumpliese su promesa de renovación. La espera ha merecido la pena.

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De comenzar hace 13 años en La Masía a escalar en el escalafón hasta ser el segundo capitán del FC Barcelona. A veces infravalorado y olvidado en los reconocimientos individuales, la carrera de Busquets está llena de éxitos. Sin duda la trayectoria de Busquets es un espejo en el que cualquier jugador que de sus primeros en el mundo del fútbol debería mirarse.

Puede que estemos ante uno de los últimos "one club men" una tendencia cada vez menos habitual en el fútbol. Pero pase lo que pase con su futuro, Busquets encarna el espíritu del Barcelona y de La Masía y eso es algo que llevara consigo a cualquier parte.

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