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La victoria de River Plate en el Superclásico ante Boca, en la mismísima Bombonera, expuso aún más a Guillermo Barros Schelotto, entrenador del Xeneize que no le encuentra el rumbo a su equipo desde hace largo rato.

Y es que, más allá de tener resultados (es el actual bicampeón del fútbol argentino, y se encuentra con muchas chances de acceder a las semifinales de la Copa Libertadores tras ganar por 2 a 0 el partido de ida de cuartos), el conjunto lejos está de lucir desde el juego, en un plantel que está conformado por muchos futbolistas de experiencia, y el máximo rival se lo volvió a hacer notar. 

El equipo comandado por Marcelo Gallardo le dio una paliza futbolística a Boca. Su mediocampo hizo mover al costado a Wilmar Barrios, el principal recuperador de balones que tiene el Xeneize, sacándolo de su posición predilecta durante todo el partido. 

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En el primer tiempo se vio clarísimo: River presionó alto, atacó a lo ancho y fue vertical, un combo mortal para el local que no supo cómo reaccionar. El Millonario era consciente de la fragilidad de la defensa rival, y lo llevó a la cabo a la perfección. Como si fuera poco, sus individualidades hicieron la diferencia, tanto creando como definiendo.

¿Por qué no jugó Pablo Pérez, quien había sido el futbolista más importante en la victoria ante el Cruzeiro unos días antes? Sin él, Boca perdió mucha creación de juego y se limitó a tratar de poder neutralizar al rival, en lugar de proponer para que pase lo contrario. La zona medular azul y oro estuvo muy mal planteada: Barrios, Nández y Almendra. El uruguayo fue puesto de extremo, sabiendo que no es su posición predilecta, y al joven le otorgó demasiada responsabilidad.

Además, tampoco puso desde el arranque a Mauro Zárate, que venía derecho y con sobradas ganas de disputar su primer Súper. El técnico optó por incluír a Carlos Tevez, prácticamente ausente. A Darío Benedetto se lo notó falto de ritmo, ya que volvió hace poco de su lesión, aunque ahí ya no hay responsabilidad directa del DT.

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A pesar de tener el mejor plantel del fútbol argentino, Guillermo no puede encontrar el equipo ideal y, en lugar de pensar a quién tiene que dejar afuera por tener más de 11 "titulares", le pasa lo contrario: no sabe a quién poner para lograr el rendimiento adecuado. 

Por último, y como si fuera poco, el técnico se muestra falto de autocrítica: no admitió sus errores tras la derrota frente al Millonario y soltó frases como "No fueron superiores", "Siempre se aprende en el triunfo y en la derrota", "La diferencia fue que la volea de Martínez fue adentro y la de Benedetto afuera". Ay, Guille...