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Nos llegan malas noticias desde Indonesia. Una de esas que a nadie le gusta escribir. Un vídeo espeluznante del campeonato de segunda división nacional. En un encuentro que jugaba el Pesegres Gresik United contra el Persiwa Wamena, el árbitro fue agredido por los jugadores locales. ¿La razón? Un penalti pitado en el minuto 90.

El árbitro fue perseguido, empujado y pateado por los jugadores del Pesegre Gresik United. Futbolistas que, no contentos con ir a por el árbitro en superioridad, no tuvieron ningún reparo en patearle cuando se encontraba en el suelo. Pese a los incidentes, el árbitro decidió que el partido debía continuar y la pena máxima fue lanzada por los visitantes. La anotaron y ganaron el partido por 1 gol a 2.

Vídeos así son una lástima para el fútbol y refuerzan todavía más la triste decisión de la Federación de Indonesia de paralizar el fútbol. Ayer era noticia debido a que habían matado a un hincha al haber sido brutalmente agredido por sus rivales. Hoy nos despertábamos con la agresión al colegiado. Este mar de violencia debe parar. La suspensión de su fútbol debe hacer reflexionar a todos y que Indonesia recobre el verdadero espíritu de este deporte.