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Me saco la camiseta para opinar porque ya no estamos hablando de fútbol: estamos hablando de política, de seguridad, de sociedad y de organización. Lo que pasó ayer fue un atentado al fútbol mundial. El encuentro que prometía ser histórico y al que todos jactábamos del partido más importante de la historia (por lo menos si de clubes se habla), se vio empañado por la versión más pura de la idiosincracia argentina y la patética manera que tiene la CONMEBOL de ocuparse de las cosas.

Como todos sabemos, el autobús en el que viajaban los jugadores de Boca se encontró con una marea de aficionados de River, quienes llevaban sus botellas de vidrio y piedras listas para ser arrojadas. Entre estos dementes y el plantel Xeneize había solamente algunos policías y unas vallas, que en teoría iban a frenar la violencia. Por lo que yo se, unas rejas de un metro y medio de altura no son repelente suficiente para proyectiles, mucho menos cuando son tantas las personas que están dispuestas a lastimar. La policía, que había pedido hacer el partido durante el día por motivos de seguridad, no fue capaz de darse cuenta que la resolución más lógica era obligar a los aficionados de River a alejarse de ahí y no dejar al plantel de Boca circular por esa calle hasta que no esté 100% despejada. Critiquemos a los hinchas de River, obviamente, pero no nos olvidemos que la policía conoce a nuestra sociedad y debería saber los riesgos que corre un plantel que se acerca así a la afición adversaria. Triste, pero real. La policía de la Ciudad de Buenos Aires es la primera responsable del caos.

Una vez que los jugadores de Boca llegan afectados al Monumental, con cortes evidentes y con los ojos irritados y problemas para respirar, es evidente que el partido se va a suspender. En el momento que vi a Benedetto entrar al vestuario me quedó claro que eso iba a pasar. ¿Cómo puede ser que a la CONMEBOL le haya tomado tanto tiempo darse cuenta de esto? ¿Cómo puede ser que el organismo responsable del evento no haya tenido el tacto de decir "basta" en vez de re programar dos veces el encuentro? El resultado de todo esto es que el partido se disputa hoy, a las 17 horario argentino, con un Pablo Pérez (capitán de Boca) que aún no ha recibido el alta médica. La CONMEBOL se comportó vergonzosamente con los jugadores de Boca, a quienes presionó para que se alisten y entren a jugar, en vez de hacerse cargo de sus conflictos y entender que no estaban en condiciones de hacerlo. El máximo organismo del fútbol sudamericano se desentendió de la gravedad de la situación y en ningún momento pudo dejar de pensar en el bolsillo y en el espectáculo que debía ser el encuentro de ayer.

Boca no está capacitado para jugar. No creo que sea correcto pedir los puntos y tampoco me parece apropiado hacer una comparación de gravedad con lo que pasó en el 2015 (imposible diagnosticar que situación es más repudiable). Yo creo, fervientemente, que los de Guillermo deben bajar el dedo y no presentarse al partido y los de Gallardo deben apoyar la decisión y hacer lo mismo que su eterno rival. El partido no se puede jugar hoy. En caso que se haga, las chances de un final dramático son muy elevadas y les garantizo que habrá mucha violencia, gane quien gane y pierda quien pierda.

Hubo "escritoriazo" en la Sudaméricana, durante los octavos de final entre San Lorenzo y Deportes Temuco. En la misma semana, Independiente recibió puntos por la mala inclusión de Carlos Sánchez en el Santos. Por el mismo torneo, Bruno Zuculini disputó 7 partidos para River sin autorización. Ahora esto. La CONMEBOL es patética y está atravesando un año vergonzoso.Esta Copa tiene que terminar ya (sea como sea) y, una vez que haya un campeón y un subcampeón, tienen que irse TODOS, uno por uno a su casa, y no dirigir nunca más ninguna organización.

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Como aficionado, me duele mucho que el tema de conversación de hoy no sea fútbol. A los argentinos nos gusta el "picante" de los partidos de fútbol pero, una vez más, nos damos cuenta que nuestro paladar no está listo para la pimienta, nos llevamos mucho mejor con el mate y estamos acostumbrados a eso, a un gusto bien amargo. Por desgracia no estamos en condiciones de hospedar al "mejor partido del mundo" y tampoco para tener hinchadas en el estadio.