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Quién le iba a decir a Bale el 2 de septiembre de 2013, el día de su presentación con el Real Madrid, que su paso por el club blanco iba a estar tan marcado por las lesiones. Su calidad siempre ha estado fuera de duda, pero otra cosa ha sido su rendimiento, que fue muy perjudicado por las lesiones.

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El jugador galés ha terminado lesionador en 18 oportunidades en los poco más de cinco años que lleva en el equipo, una barbaridad. La última fue después del partido de Champions contra el CSKA de Moscú, en el tobillo, que le impidió jugar el sábado contra el Rayo Vallecano.

Si se extrapolan las lesiones a partidos, el dato es aún más trágico. Según el portal Transfermartk, el delantero se ha perdido 64 partidos con el club: es decir, más de una temporada y media de las seis que lleva. En este tiempo le ha dado para ganar 4 Champions Leagues y marcar casi 100 goles con el club, pero su rendimiento ha estado muy mermado por las lesiones.

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Con semejante panorama, no se puede culpar solamente a la mala suerte, sino que hay que entender que el jugador tiene un problema con su cuerpo. Es un futbolista que tiene que empezar a regular más y cuidar un poco mejor de su cuerpo, porque tanta exigencia le podría ser muy negativa y podría volver a sufrir una seria lesión que lo mantenga mucho tiempo afuera.