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El primer dilema de Solari. El argentino ha tenido que tomar varias decisiones y asaltar problemas desde que llegó al Real Madrid. Ocupó el puesto de Lopetegui con un equipo descompuesto que no rendía sobre el terreno de juego y muchos jugadores con un bajón de nivel palpable. Problemas negativos a los que poco a poco ha ido dando salida. Sin embargo, le ha llegado el primer gran dilema, algo que le pasa a todo buen entrenador. Con la irrupción de Marcos Llorente en el pivote defensivo, Solari tiene que decidir si alinearle a él o a Casemiro.

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Marcos Llorente es la delicatesen. El futbolista ha aparecido como un sabor nuevo para el combinado madridista en el Santiago Bernabéu. El madridista defiende y es activo tácticamente pero, además, posee calidad para sacar el balón jugado desde atrás y tiene la capacidad de incorporarse al ataque. Ese toque de cóctel para un combinado en una fiesta glamourosa. Una apuesta de futuro, una noche de estrellas que sabes que apunta maneras. Ha mejorado su versión del Alavés y se ha ganado las oportunidades.

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Casemiro, por su parte, es un futbolista mucho más crudo, ese whisky a palo seco que lo acompañas con hielo en noches que quieres olvidar. Esa bebida tan efectiva que, pese a no tener el mejor sabor, sabes que hará su papel. Y es que el brasileño puede ser algo más tosco con el balón en los pies pero siempre ha demostrado que está en el lugar exacto para ayudar a sus compañeros en tareas defensivas. Además, no tiene miedo a entrar fuerte si la jugada lo requiere. En ataque, puede ser menos prodigio con el balón pero, como un día después de aquellos whiskeys, dispara con mucha potencia. Un recuerdo de que está allí.

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Entre los datos de mi currículum no aparece el carnet de entrenador pero sí debía aparecer el carnet de entrenador de grada. Cuantas y cuantas veces he mandado al técnico lo que debe hacer desde mi localidad en el estadio, desde mi sofá o incluso desde la cabina de prensa. Si lo he hecho con tantos y tantos técnicos, ¿por qué no lo iba a hacer con Solari? Al argentino, como al amigo que pregunta qué hacer ante una oportunidad nocturna, yo le recomendaría la rotación pero, ante la posibilidad de un once fijo, siempre he sido más de lo rudo. Llorente es la apuesta que más debe jugar en el Bernabéu pero Casemiro es idílico para los encuentros importantes.