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Este iba a ser su año. Con la marcha de Cristiano Ronado a Gareth Bale se le abrieron de par en las puertas para coger los galones del Real Madrid y ser el protagonista y líder del equipo. Pero una vez superado el Ecuador de la temporada la realidad del galés es bien diferente: relegado al banquillo por un chaval de 18 años, y sus apoyos entre la afición y entre los directivos del club van disminuyendo con cada partido.

El madridismo ya ha perdido la paciencia con el galés y cada vez son más las voces que piden su marcha del conjunto blanco tanto por su actitud como por su juego. Y dentro del vestuario la situación del galés no es mucho mejor. Bale parece que vive en un estado permanente de enfado con su entrenador y sus compañeros por sus continuas suplencias sin comprender por qué cada vez tiene menos peso en la plantilla. El extremo se está comportando igual que en otras temporadas, la diferencia es que ahora el foco apunta hacia él.

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Bale cada vez está más encerrado en su ostracismo y para colmo desde el club no le están ayudando en nada para salir de esa situación y ya no le pasan ni una. Su actitud ha sido la gota que colma el vaso y pueda que tenga un pie y medio fuera del Real Madrid, pero el comportamiento que está teniendo el club con Bale tampoco es digno de elogio. Hace menos de un año que el galés le dio al Madrid su decimotercera Copa de Europa y esta temporada es el segundo máximo goleador del equipo, y eso que las lesiones siguen sin dejarle tranquilo.

Puede que el Madrid tenga razón en el fondo pero en la forma en la que está tratando al galés y más teniendo en cuenta que el tramo decisivo de la temporada acaba de comenzar y de aquí a junio van a necesitar un hombre con gol y en estos momentos, junto a Benzema, ese es Gareth Bale.

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Y sí como todo parece indicar el galés está viviendo su última temporada como madridista es probable que no la recuerde con especial cariño por la ruleta rusa de emociones que está viviendo. Efectivamente la temporada de Bale no está siendo la que todos esperaban y hasta él mismo parece esperar con ansia el día en que salga del club y no se molesta en mejorar ni su imagen ni su juego. Pero Bale todavía puede desempeñar un papel importante y si alguien desde el club no le echa un cable y le ayude a comprender su situación y el rol que aún tiene que desempeñar en el equipo no saldrá de su enfado y acabará siendo un lastre para el vestuario.

Bale ya ha perdido todo su crédito en el Real Madrid, y aunque en las altas esferas ya se esté cocinando su salida, en estos momentos el equipo no está en la situación de permitirse perder a un jugador como él. El galés no ha dicho su última palabra pero sólo podrá reivindicarse y tener un dulce final si en el Madrid levantan el pie y no se muestran con esta exageradureza hacia él.

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