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Los compañeros de Copa 90 decidieron plantearle un reto a Josep Guardiola, técnico del Manchester City y considerado uno de los mejores entrenadores del mundo. El catalán debía olvidarse de los Agüero, De Bruyne, Silva y compañía y entrenar a la plantilla del modesto equipo del Kitcheners Taverners FC. Un club formado por amigos que se conocen del barrio… y de la taberna.

Los chicos del Kitchener abandonaron las instalaciones de su modesto equipo para acudir a las instalaciones del Manchester City. Allí les esperaba Josep Guardiola, que les había estudiado gracias a los vídeos que ellos mismos suben a la web de su equipo. El reportero le fue enseñando una serie de vídeos y el catalán decidió qué es lo que debían mejorar y que entrenamientos prepararles. Como no podía ser de otra forma, la primera insistencia del técnico fue dejar de jugar al estilo más puro inglés, olvidarse de los balones elevados y tocar una y otra vez al pie.

El técnico y sus ayudantes fueron a presenciar un partidillo de entrenamiento entre la plantilla, ya con los conceptos aprendidos. Mientras estos jugaban, Guardiola iba explicando sus métodos para mejorar a sus equipos, incluso se sorprendía con alguna jugada. Aunque el plato fuerte fue la charla del técnico.

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Estoy muy impresionado. Sois mejores que en los vídeos. Jugáis muy bien. En serio, creedme, jugáis muy muy bien. Los controles, los pases… No hablo de la forma de finalizar porque habéis marcado cuatro o cinco goles impresionantes. Me dais envidia. Yo ya no puedo jugar. Me gustaría y no puedo. Enfadarte cuando pierdes, alegrarte cuando ganas… gustarte jugar al fútbol. Mientras puedas andar, hazlo”, afirmó. Los jugadores, como agradecimiento, le regalaron una camiseta del club.