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La Champions League es esa competición que cualquier jugador sueña con ganar, aquella que te hace probar las mieles del éxito pero que también te puede destrozar sin piedad en tan sólo unos minutos. En el fútbol es muy difícil olvidar un fracaso y si es en una competición como esta te puede perseguir durante años, y sino que se lo pregunten a Pep Guardiola.

Una temporada más el Manchester City se ha despedido de su competición maldita antes de tiempo. La derrota en cuartos ante el Tottenham ha desatado una lluvia de críticas que tiene su foco principal en el entrenador español. El tópico de que las victorias se gestan gracias a los jugadores y que las derrotas son culpa del entrenador está azotando fuertemente a Guardiola. En su tercera temporada en el Etihad Stadium no ha sido capaz de cumplir el gran objetivo para el que se le trajo, llevar al equipo a lo más alto de Europa, y el dedo acusador se posa directamente sobre él. Pero ¿y sino toda la culpa fuera de Guardiola?

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El técnico español le ha dotado al Manchester City de un estilo de juego característico y ha llegado hasta la orilla aferrado a sus ideas, con un juego vistoso y de ataque. El City ha caído con las botas puestas y parece que estamos ante un equipo que murió ahogado en su área cuando ha sido todo lo contrario. El espectáculo que ofrecieron los de Guardiola no se ve todos los días en un partido de cuartos de final de la Champions y esta vez la moneda salió cruz para él, pero viendo cómo se desarrolló el partido bien pudo haber salido cara y ahora Guardiola no estaría en el ojo del huracán y todas las críticas que se han vertido sobre él serían elogios.

Guardiola no es el responsable del gol que le anularon a Sterling, ni de que el remate de Gundogan se fuese por encima del larguero, o de que el VAR no le mostrase al árbitro la toma en la que Llorente roza el balón con el brazo, ni de que Lloris tuviese mejor noche que los delanteros del City. El entrenador tiene parte de responsabilidad pero hay cosas que no están en su mano.

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El fútbol está siendo demasiado cruel con un entrenador que lo ganó todo con el FC Barcelona, haciendo historia en uno de los mejores clubes del mundo con un estilo de juego que muchos equipos en Europa querían imitar pero al que pocos fueron capaces de acercarse. Ganar la Champions League no es una tarea fácil y no se puede despellejar a un entrenador por llevar al Manchester City hasta cuartos de final cuando el equipo nunca en su historia ha pasado de semifinales. Cierto es que viendo el historial de Guardiola siempre se le va a pedir mucho más y al lado de un sextete cualquier título puede parecer pequeño. Y de la misma manera que a Guardiola siempre se le exige que lleve a sus equipos a lo más alto también hay que darle un voto de confianza, lo que ha logrado no es fruto de la buena suerte o de la casualidad sino de su trabajo y de eso no se puede dudar. 

Puede que Guardiola guste más o menos, pero está entre los mejores técnicos del mundo. Son sus ideas las que le han llevado a donde está y serán esas mismas ideas las que le hagan seguir levantando títulos allá donde vaya.

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